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Política

Por la estrategia financiera de Caputo, la deuda en pesos del Tesoro se duplicó en seis meses

El Gobierno buscó que los activos en moneda nacional que estaban en el Banco Central migraran hacia los bonos del Tesoro y lo logró.

La estrategia del equipo económico para migrar los pesos invertidos en deuda del Banco Central (BCRA) hacia bonos del Tesoro se profundizó desde abril en adelante, con sucesivas bajas de la tasa que paga la entidad monetaria combinadas con un intenso calendario de licitaciones organizadas por la secretaría Finanzas. Estas últimas dieron como resultado un fuerte incremento en la deuda del Tesoro, que se duplicó.

Por el lado positivo, la deuda del BCRA en pases disminuyó notablemente. Según cálculos de Quantum Finanzas, los pasivos remunerados en pesos se redujeron 58% en términos reales desde fines de noviembre del año pasado.

Un punto no tan auspicioso de esta estrategia es que hubo una suerte de sinceramiento de la deuda pública, al pasar del balance del BCRA a las cuentas del Tesoro. El instrumento elegido por Luis Caputo para favorecer la migración de los fondos fueron las letras capitalizables (Lecap). Su emisión, según Quantum, transparenta el endeudamiento indirecto que el Tesoro tuvo durante los últimos años vía financiamiento monetario del BCRA y su esterilización con títulos emitidos por esa entidad.

“Esta operatoria reduce el déficit cuasi-fiscal (del BCRA), pero aumenta el fiscal (del Tesoro). Como las Lecap son instrumentos emitidos a descuento, los pagos de intereses no se computan en el déficit fiscal primario, aunque requieren un mayor superávit fiscal o una mayor financiación del mercado para atender los vencimientos sin emisión”, explicó la consultora.

 

La deuda en pesos sumó US$75.000 millones en seis meses

Al mismo tiempo que se redujeron los pasivos del BCRA, aumentaron con fuerza los que enfrenta el Ministerio de Economía. Desde Consultatio calcularon que, medida al dólar contado con liquidación, la deuda en pesos del Tesoro pasó de US$59.688 millones en noviembre del año pasado a US$134.460 millones en mayo. Así, creció cerca de US$75.000 millones en seis meses.

“Alrededor de US$20.700 millones son atribuibles a efectos directos (emisiones netas, donde el déficit es casi cero) mientras que el resto (US$54.000 millones) son efectos indirectos de la política macro que, en conjunto, pueden resumirse en el impacto que produjo la apreciación real del tipo de cambio (inflación en dólares)”, indicó esa sociedad de Bolsa.

En ese sentido, Consultatio puntualizó que, con el actual nivel de reservas y los altos ratios de deuda en pesos, un evento de dolarización de portafolios de inversión podría complicar al Gobierno. El atenuante en ese panorama -aclaró- es que la mayoría de los bonos en moneda local están en manos del sector público y los bancos, dos jugadores que no pueden demandar dólares de manera irrestricta.

“A marzo de 2024 (última fecha a la que tenemos datos completos), el sector financiero (US$16.735 millones) y las agencias del sector público (US$29.627 millones) habían ‘financiado’ prácticamente toda la variación de la deuda del Tesoro nacional (US$44.447 millones)”, explicaron los analistas de esa compañía.

Y cerraron con una advertencia sobre el delicado equilibrio en el mercado: “El hecho de que el ‘resto’ no haya acumulado deuda en pesos desde ese momento (de hecho medida en dólares cayó US$1915 millones) nos está diciendo que la capacidad para absorber deuda del sector privado y externo esta cercana a sus máximos en estos niveles”.

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