Hoy se celebra el Día del Maestro en Argentina, en homenaje a Domingo Faustino Sarmiento, considerado “Padre del aula”.
Según el Observatorio de Argentinos por la Educación, en el país hay casi un millón y medio de docentes (2021).
Enseñar es mucho más que pararse al frente de un aula y narrar una anécdota histórica o demostrar una teoría, sino implica proponer problemáticas variadas para que los estudiantes resuelvan, aprendan y puedan aplicarlo a situaciones cotidianas.
En conmemoración a la fecha, Nuevo Diario dialogó con docentes santiagueñas para escuchar sus opiniones sobre la docencia, qué las llevó a elegir este camino y experiencias con maestros y alumnos que las hayan marcado.
Susana Daud, profesora de Lengua y Literatura, expresó: “Ser docente hoy en día es una tarea muy difícil, muy ardua. Cambiaron los intereses de los estudiantes y a veces es difícil llegar a la motivación. Hay que saber qué les gusta, qué los motiva, tener la mente abierta; no siempre es fácil”, explicó al comenzar.
“Elegí ser docente por la influencia de mi mamá, quien también lo era. Le gustaba mucho la literatura, así que de pequeña me sentaban en una sillita a leer. Todavía recuerdo mi primer libro, ‘Mujercitas’, de Louisa May Alcott. Yo era como la maestra entre mis vecinitas, la pizarra y la tiza no me faltaban. La pizarra en la vereda o en el garaje con mis amigas, era mi vocación”, desarrolló.
En cuanto a los docentes que la influenciaron, expresó que en su caso los encontró durante la universidad y no tanto el secundario.
“Si hago un balance de mis 35 años como docente, puedo decir que ha sido sumamente gratificante. Me ha gustado mucho lo que hice, toda mi vida estuve frente al aula, nunca se me ocurrió hacer otra cosa”, manifestó. Al terminar dijo: “Creo que el secreto está en estar abiertos al cambio, a ver cuáles son los intereses de la comunidad en la que uno trabaja y mantenerse actualizados y capacitados para poder trabajar con lo nuevo”.
María Aguilar es docente hace 14 años y actualmente directora de la escuela Nº 1121 San José de Calasanz: “Mi madre era docente y directora del interior. Nos decía que cuanto más aprendíamos más oportunidades íbamos a tener. En mi caso, la vocación viene de familia; mi mamá fue docente, mi hermana es docente y yo también lo soy”, manifestó.
"La docencia es querer hacer un bien, querer formar a un ser humano para que pueda desenvolverse en la sociedad del día a día. Tenemos que darles las herramientas que se merecen para poder superarse y florecer”
“Durante este proceso no solo le enseño a niños, sino que yo también aprendo de ellos. Enseñar las vocales, las primeras letras, palabras a un niño es algo que no se puede creer. Sientes un amor al arte, a la enseñanza muy importante. Te llena de satisfacción y uno puede ver sus logros conseguidos; cuesta como todas las cosas, pero cuando ves que formaste y ayudaste en algo tan hermoso, algo que va a florecer y seguir, uno se siente satisfecho”, expresó en dulces palabras la docente.
“En estos 14 años de docencia he aprendido. Ellos han sacado de mí lo que necesitaban y a la vez me enriquecí de todos los conocimientos que mis alumnos me han aportado a mi vida. Es una retroalimentación constante”, finalizó la directora Aguilar.
Docentes que dejaron su huella afuera y adentro del aula
Por último, en diálogo con Fabiana Fernández, profesora de Inglés, destacó: “Tuve docentes que me marcaron en la primaria. Me acuerdo que en segundo grado yo solía sacarme los zapatos en clase y quedar descalza, y mi señorita me decía ‘Fabiana ponete los zapatos, no te los saques’, pero yo no le hacía caso y me los seguía sacando, hasta que un día me dijo que le diese mis zapatos, los puso sobre el armario donde guardábamos nuestras cosas y me dijo: ‘Ahora vas a salir descalza al recreo’, y así fue. Me acuerdo que lloré y me dio vergüenza, pero luego pienso que me sirvió, porque desde ese día nunca más lo volví a hacer”, contó riéndose de la anécdota.
“Elegí ser docente porque de chica siempre quise ser periodista, corresponsal de guerra, ayudar a la gente y, a través de la docencia, pude conocer lugares nuevos, asistir a niños en situaciones difíciles, ir al interior, abrir una escuela con un grupo de docentes, entre otros”, desarrolló.
Sobre su infancia, dijo: “La semillita de la docencia en mí viene por parte de mi papá, quien siempre se tomó el trabajo de sentarse a estudiar con mi hermana y conmigo, de seguirnos a la escuela, acompañarnos. Se tomaba el trabajo de enseñarnos con pizarrón, mapas, puntero; igual que en la escuela. Él recreaba el aula en el escritorio de nuestro negocio. Recuerdo que a la hora de comer jugábamos un juego que se llamaba ‘Odol pregunta’; ese realmente fue el desencadenante hacia la docencia. Amo enseñar y aprender”, manifestó la docente de Inglés.
"La semillita de la docencia en mí viene por parte de mi papá, quien siempre se tomó el trabajo de sentarse a estudiar con mi hermana y conmigo, de seguirnos a la escuela, acompañarnos”
El educador aprende a ser docente con sus alumnos, la educación siempre es con y por otros; en la sociedad la educación es la mejor apuesta. No porque sea fácil ni rápida, explicado por las docentes, sino porque es el mejor camino de transformación y crecimiento para una sociedad.