
Ciudad del Vaticano / Santiago del Estero – A sus 72 años, Vicente Bokalic Iglic, arzobispo de Santiago del Estero, inscribió su nombre en un nuevo capítulo de la historia de la Iglesia Católica: fue uno de los 133 cardenales con derecho a voto en el cónclave celebrado recientemente en la Capilla Sixtina, donde se eligió al sucesor del Papa Francisco. Pero detrás de su figura vaticana, hay un largo camino que comenzó lejos de los mármoles y frescos renacentistas, en las calles humildes de Lanús Oeste.
Nacido en 1952, hijo de inmigrantes eslovenos que llegaron a Argentina tras la Segunda Guerra Mundial, Bokalic forjó su vocación en el calor de una comunidad creyente y comprometida. Su primer acercamiento a la vida eclesial fue en la parroquia San José de Pompeo, un pequeño colegio fundado en 1956 por Hermanas Educacionistas Franciscanas y dirigido espiritualmente por el padre esloveno Juan Hladnik. Allí, en un aula sencilla, comenzó una trayectoria marcada por el espíritu de servicio, la cercanía con los más humildes y la búsqueda de una Iglesia con rostro humano.
Su formación continuó en el Colegio Apostólico de Escobar, el Seminario Mayor de la Congregación de la Misión en San Miguel y la Universidad Católica Argentina, donde cursó Filosofía y Teología. En 1976 profesó sus votos perpetuos como miembro de los vicentinos, y en 1978 fue ordenado sacerdote en el Santuario de la Medalla Milagrosa de Parque Chacabuco.
Desde entonces, su andar pastoral lo llevó por diversas provincias argentinas, misionando en Buenos Aires, San Miguel, Deán Funes y Goya. Fue párroco, formador, director de seminario y superior provincial, siempre con la impronta de una Iglesia de “puertas abiertas, humilde y cercana”. En 2010, fue designado obispo auxiliar de Buenos Aires por Benedicto XVI. Tres años después, el papa Francisco lo envió a Santiago del Estero, y en 2024 se convirtió en el primer arzobispo de la provincia tras la elevación de su diócesis.
El 6 de octubre de 2024, durante el rezo del Ángelus, el propio Francisco anunció su designación como cardenal. Lejos del boato, Bokalic fue claro sobre su estilo pastoral: “Lo mío es tratar de ser pastor de la gente, no me puedo poner como un príncipe”.
Durante una entrevista concedida a ADN Celam tras su nombramiento, expresó: “Mi misión como cardenal es colaborar y ser servidor de primera línea del Papa en el gobierno de la Iglesia, escuchando y llevando las voces de los más lejanos”. Y agregó: “Muchos de los nuevos cardenales venimos de las periferias del mundo, dándole una impronta muy especial a esta Iglesia que es universal, una Iglesia que está en todos los pueblos de la Tierra”.
Fiel al mensaje del papa Francisco, Bokalic repite a menudo que su camino está guiado por el deseo de una Iglesia “pobre para los pobres” y comprometida con la justicia social. Su estilo sencillo, su compromiso con los más postergados y su vocación misionera lo han convertido en una figura respetada dentro y fuera del ámbito eclesiástico.
Durante el solemne cónclave en la Capilla Sixtina, Bokalic fue uno de los cardenales que pronunciaron la fórmula Eligo in Summum Pontificem, dando su voto en una de las decisiones más importantes de la Iglesia Católica. Es uno de los cuatro argentinos con derecho a voto en este cónclave y el único oriundo de Lanús.
Desde el Vaticano, en diálogo con AM 530, aseguró: “Es muy difícil pensar que pueda haber otro Papa argentino. La posibilidad está, pero la Iglesia, que es universal y está abierta a todos los pueblos, va a elegir gente de distintos lugares. En cuanto a mi persona, no me quita el sueño”.
Hoy, el nombre de Vicente Bokalic resuena no solo en Santiago del Estero, sino también en los corredores del Vaticano. Su participación en la elección del nuevo Papa no solo marca un momento histórico para la Iglesia argentina, sino que refuerza el valor de una fe comprometida con las periferias, los más vulnerables y una Iglesia que, como él mismo lo define, “construye puentes en lugar de muros”.
Al momento de escribir este artículo periodístico no fue anunciado el nombre del nuevo sucesor de Francisco, el Cardenal y Arzobispo de Santiago del Estero podría ser nombrado Sumo Pontífice.