La provincia de Santiago del Estero registró el martes pasado la temperatura mínima más baja en lo que va del año: 2,5 ºC, a las 7.58, según informaron desde el Campo Experimental del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.
Comerciantes, atentos a este dato, admitieron que aprovecharon las condiciones climáticas para impulsar las ventas de dos productos en particular: estufas y caloventores.
Tamara Zuain, empleada, observó que “baja la temperatura y todos salen a buscar caloventores”.
Zuain precisó que vendieron, entre el lunes y el miércoles de esta semana, unas diez unidades (antes despachaban uno o dos cada siete días).
Luis Sisti, gerente en un reconocido comercio ubicado en la peatonal Tucumán, comparó mayo 2024 con mayo 2023: “Hay un pequeño crecimiento: el año pasado se vendieron 30 estufas y, ahora, 35. No es grande la diferencia. La gente no se ha desesperado por comprar productos de calefacción”, comentó.
Sisti supuso que el aumento en el precio de la tarifa de la luz fue, es y será un factor determinante. “Se ha incrementado. En algunos casos, están pagando más del 300%. El anteaño pasado, la gente nos ha acabado el stock en una ‘ola de frío de una semana’ (Sic: un evento de ola de frío se define cuando las temperaturas máximas y mínimas igualan o son inferiores, por lo menos durante tres días consecutivos y en forma simultánea)”.
El gerente también deslizó que “la parte de gas se mueve muy poco”. “La gente busca, al menos en esta región, algo como para pasar los 10 o 15 días de frío que tenemos. Es un costo mucho más grande (en referencia a los equipos con gas). Vos la enchufas (a la estufa o al caloventor), pasas el invierno, la guardas en una cajita y ya te sirve para el año que viene”, planteó.
Martín Groppa, gerente en un reconocido comercio ubicado en la peatonal Absalón Rojas, notó que “ahora se está viendo un repunte en las ventas”.
“El año pasado han andado bastante flojas las ventas. Se ve que el clima no ha ayudado, no ha hecho mucho frío, y eso ha influido...”, lamentó Groppa, quien, no obstante, reveló que en los primeros 15 días de este mes pudieron vender una 50 unidades (entre estufas y caloventores).
El gerente destacó que, “la gente pregunta si hay artículos de consumo bajo” y, en consonancia con Sisti, acotó: “Los santiagueños compran productos eléctricos por el tema de la instalación (del gas) o el peligro que genera”.
Según el relevamiento encabezado por el equipo de Nuevo Diario, las estufas cuestan desde $ 30.000 y los caloventores desde $ 20.000.