Muchas veces la vida propone desafíos en los que el único camino es cambiar de lugar, moverse, irse y reconstruir la cotidianidad en otra parte. Entonces se emprende el viaje con la maraña de sentimientos y sensaciones que eso genera.
En estas ediciones vamos conociendo historias de santiagueños que se encuentran en distintas partes del mundo. Cada uno con un sueño, cada uno con vivencias que contar y experiencias para compartir. Diferentes objetivos y puntos en común trazan historias que sorprenden y se convierten en verdaderos ejemplos.
Como el de Claudia Luna, una profesional en Hostelería, que actualmente vive en España, más precisamente en Oviedo, Asturias. En dialogo con Nuevo Diario contó parte de su impresionante historia de vida.
"Mi nombre es Claudia Virginia Luna Orellana, tengo 56 años. Cursé primaria en el colegio Nicolás Avellaneda y secundaria en la Academia Nacional de Bellas Artes del Norte Juan Yapary. Soy hija de santiagueños nieta de un criollo y una sirio libanés. En este momento me dedico a la Hostelería aunque es mi más reciente actividad hace solo 3 años que cambie de lugar de Residencia y actividad laboral dentro de España", relató en principio.
"Me marche en el año 2003 soy madre de dos Santiagueños de 29 y 28 años que viven en Londres y Liverpool respectivamente mi hijo menor de 18 años es Español y vive conmigo , mi hijo mayor está casado con una señorita de nacionalidad China. Marchar de casa fue una sedición muy pensada con mucho miedo en el cuerpo y hielo en la sangre, mi vida se tornó catastrófica en mi casa y de pronóstico dudoso. En aquel momento madre con dos hijos a cargo con trabajos muy precarios que apenas me permitían llegar a fin de mes. Siempre fui muy audaz de no haberlo hecho en aquel momento siempre me habría quedado la duda de pensar cómo habría sido", destacó.
Respecto de la sociedad a la que llegó, expresó; "Me encontré con una sociedad muy familiar de parejas constituidas muy trabajadoras, consumistas 100%, súper aferrada a sus costumbres y tradiciones donde la conmemoración y el festejo sobrepasa lo entendible en cuanto a gastos, comodidades y excesos se refiere. Las personas de mi generación, los mayores, esos españoles de pala y pico los que construyeron España, es otra parte de la sociedad, más tradicionalista y sufridos. Son los que hacen magia en la cocina con una patata hervida. Alguna vez leí en un libro de una autora Valenciana con relatos de su vida, que en una oportunidad los Reyes Magos le trajeron una naranja".
En el mismo sentido agregó; "La otra parte de la sociedad, los más comunes como yo los llamo, son los que te miraban con recelo y desconfianza, los que preguntaban si en tu país comías (porque te ven delgada) los que cuidan a sus esposos o esposas hasta de una mirada por aquello de que los extranjeros/as destruíamos hogares y dependiendo de la comunidad te obligaban a hablar la Lengua oficial en mi caso valenciano, yo vivía en Valencia. Ganarse un lugar no es fácil más para un argentino nada es imposible".
Con una contundente frase aborda el tema de qué fue lo más difícil de estar lejos; "Inmigrante es solo una palabra hasta que comienzas a vivir con la piel de un Inmigrante. Lo más difícil de estar lejos es sentirte siempre extranjero por elección. Que quede claro que allí donde un argentino esté hace honor a su patria. También lo más difícil es ser parte del todo y no sentirse parte de ese todo. Lo más fácil es eso que hoy llamamos fluir que no es otra cosa más que la libertad misma sin tanto condicionamiento de poder hacer lo que quieres con tu vida. Teniendo siempre que el poder adquisitivo es el que te facilita el movimiento".
En consonancia con esto, sumó; "En aquella época, hablamos del 2003, no existía la palabra bullying pero era una realidad que se practicaba a todos los niveles y enseñar a manejar aquello a niños de 7 y 6 años fue toda una faena. Hablamos castellano en España y Argentina mas no es el mismo idioma y no tiene nada que ver con aquellas palabras cotidianas que cambian el sentido no. Tiene que ver con el sentido y la intención del diálogo y el habla en sí. La adaptación fue compleja en este aspecto, podría contar muchas anécdotas y quijotadas muy coloridas con tonos opacos. Mis hijos, dos Santiagueños nativos, acá se formaron a cachetada limpia para después atreverse a entrar en Inglaterra como conejos en jaula de lobos pero (con la identidad intacta) son hombres jóvenes pero en ocasiones creo que vivieron más que yo misma. Nos adaptamos pero para mí siempre será adaptación con reservas. El ambiente laboral al final termina por acomodarnos en una realidad cotidiana y nos da el sustento para vivir dignamente (objetivo cumplido)".
Respecto de su formación narró; "Mi titulación es de maestra de bellas arte. Nunca ejercí (no me gusta enseñar) carezco de esa virtud que se llama paciencia. Trabajaba en WELLA de Argentina cuando llegue a este país, me costó tramitar los papeles, yo estaba separada del padre de mis hijos y acá nos rencontramos y nos dimos otra oportunidad como familia. Así fue como llegó el tercero de mis hijos (pero si no fue bien la primera vez, la segunda no tiene por qué ir mejor) y cuando el pequeño cumplió 4 años cada uno se fue por su lado. Lo clásico, la mamá con los chicos y el papá con su libertad".
En este punto agregó; "Vivimos años de bonanzas muchos y muy bien, durante mi embarazo me dediqué a estudiar estética y trabaje en ello hasta que los hijos mayores se marcharon con 20 años a Inglaterra donde viven al día de hoy y yo dejé la estética y me quede en un pueblo de Alicante (IBI) donde los críe, con el pequeño. Es un pueblo fabril y entre a trabajar en fábrica de plástico para alimentación y farmacia (se trabaja muy duro y se gana muy bien)".
En referencia a la actualidad, manifestó; "Hace 3 años, en pandemia, decidí cambiar de lugar geográfico, laboral y personal y hoy vivo en Asturias. Es más parecido a casa (a veces creo eso otras no). Acá estudie hostelería y desarrollo esa actividad. Hostelería un mundo aparte, todos los días algo por aprender. Lo que más me gusta de este país es el paisaje y sus tradiciones, el protagonismo que le dan a los niños, el cuidado para sus animales, sus tradiciones y el grado de oportunidad laboral que ofrece, con algunas reservas".
Por otra parte, también habló de lo que más le consultan; "Las preguntas recurrentes que me hacen muchas veces son: ¿Por qué está tan mal Argentina? ¿Por qué te gusta tanto el mate y qué es? Y se acuerdan mucho del "Corralito" y de Maradona. Te preguntan del secreto de cómo hacer un buen asado, cosas muy trilladas. En oportunidades nos aprecian y en otras no".
Para finalizar Claudia reflexionó con nostalgia; "Lo que más extraño de Santiago es a los amigos. Los domingos dando vuelta a la plaza los domingos después de misa en la Catedral, el olor a tierra mojada después de la lluvia, el mate por horas con charlas interminables, las empanadas el chipaco los rosquetes. El paseo desde la calle Brandsen y Colón hasta Uriarte y Colón a la casa de mis abuelos. Son muchas cosas las que se extrañan".