Desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires decidieron, la semana pasada, revisar los contenidos que se emplean para la enseñanza de la Educación Sexual Integral (ESI).
“Todos los documentos, imágenes, videos, cursos, actividades y bibliografía de esta materia serán objeto de un estudio neutral. Mientras tanto y durante el receso escolar, los contenidos de la ESI que estaban disponibles en páginas oficiales del Gobierno quedan inaccesibles”, comunicaron.
El equipo de Nuevo Diario, a partir de esta noticia, se contactó con Virgnia Palazzi, referente provincial de ESI, para conocer su opinión al respecto.
“La ESI es, nada más y nada menos, una herramienta de transformación social”, introdujo. “Es una ley con la capacidad de reconocer la existencia de problemáticas sociales reales que suceden en el país, en la provincia, en la escuela y, también, en los hogares, como lo son los abusos sexuales de NN y A: las maternidades tempranas y no intencionales, muchas producto de abusos intrafamiliares; el incremento de Infecciones de Transmisión Sexual por la falta de conocimiento y/o acceso a los métodos anticonceptivos; la discriminación por razones sexogenéricas; e, incluso, aquellas otras que atraviesan quienes no cumplen o encajan con los estereotipos sociales”, añadió.
Hace unos años, Palazzi compartió un video en redes sociales en el que enumeró los motivos por los cuales la ESI “no es un adoctrinamiento”, uno de los aspectos que denunciaron desde el Gobierno porteño.
“En primer lugar, porque promueve la formación de personas desde muy temprana edad, capaces de cuestionar mandatos, imposiciones culturales y sociales, estereotipos, capaces de cuestionar esta idea del ‘sí porque sí” o del ‘sí, porque así lo digo’, capaces de cuestionar todo aquello que nos aleja de poder relacionarnos con las otras personas desde la igualdad o de poder vivir una vida libre de violencias; en segundo lugar, porque resalta el valor de la libertad, de la libertad de ser quien soy, de expresarme como me haga feliz, y ojo, porque no es una libertad sin límites, al contrario, tiene límites muy claros que tienen que ver con el cuidado del propio cuerpo y de la propia salud, con el cuidado del cuerpo y la salud del compañero o de mi compañero, y sobre todo por los límites que terminan donde comienzan los derechos de las demás personas; y en tercer lugar, porque habla del ejercicio de una sexualidad que sea placentera, pero sobre todo una sexualidad que sea responsable, centrada en la toma de decisiones conscientes”, expuso.
La referente, en ese sentido, se preguntó: “¿En qué cabeza cabe la idea de ir en contra de este derecho conquistado, que día a día nos da muestras concretas de su valor y potencialidad?”.
La también doctora en Humanidades concluyó: “Esta ley ofrece a los y las estudiantes la posibilidad de debatir junto a sus pares y sus docentes en un espacio de contención, como lo es la escuela; ofrece la posibilidad de aprender y exigir el cumplimiento de los derechos que cuidan su salud sexual y reproductiva, de acceder a información que acompaña la idea de que la manera más sana de vivir la sexualidad es la que se hace desde el respeto y el ejercicio responsable”.