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La Provincia Sección Especial / Mundo Educativo

Mama Antula era originaria del Salado

Presentaron el libro: “Por los cielos de la Mesopotamia”

Las conclusiones más aceptadas hasta el momento aseveran que María Antonia de Paz y Figueroa, sería oriunda de Silípica o bien de la propia ciudad de Santiago del Estero. Para Raúl Jorge Castillo por el contrario Santa María Antonia de San José sería originaria del Salado. Mama Antula para el maestro Castillo sería shalaka. Llevando a cabo una tenaz labor historiográfica y un denodado trabajo histórico, el autor aporta un dato relevante, una declaración de la Cámara de Diputados de la Provincia de septiembre de 2013, que señala: “Declárase pueblo histórico provincial a la localidad de Villa Matará, por haber sido uno de los lugares más importantes del interior, cuna de gobernadores, centro de evangelización jesuítica, inclusive de sor María Antonia de Paz y Figueroa más conocida como Mama Antula”. Al dato oficial el escritor, sin ningún afán de generar polémicas estériles, aporta nuevos hallazgos, voces y estudios de otros autores quienes afianzan esta postura. “Por los cielos de la Mesopotamia”, su décimo libro y el quinto dedicado a la mencionada región geográfica, revelan su interés por descubrir las riquezas y tesoros de estas tierras encerradas entre dos ríos.

Presentación

Sin lugar a dudas este libro sería el primero en presentar a una Mama Antula shalaca, nacida en el Salado -río-. Según traducción e interpretación del autor, “shalaka”, podría leerse como perteneciente u originaria de la región regada por ese río. A los entendidos en esta lengua ancestral, no escapa que muchas veces ese calificativo se emplea como mote despectivo. Para Castillo, lejos de esa interpretación, el descubrimiento de su investigación enaltecería a la región y a la Santa.

Para el maestro escritor, la vida de la Santa no es un hallazgo reciente ni está motivado por la repercusión de su canonización. Hace seis años escribió esta obra: “Desde Mama Antula al presidente Ilia” -editado en 2018-. Es importante señalar que en la actualidad se contarían cerca de 50 libros referidos a la santa santiagueña, obras obviamente de diferentes autores y editoriales.

Del dialogo con Castillo se desprende que lejos de abrir polémicas con esta investigación, sólo busca aportar nuevos elementos que sirvan de material de estudio a las futuras generaciones.

El maestro-escritor asegura que parte del clero reconocería que la Santa es del Salado. Su investigación hunde sus raíces en los trabajos de Amalia Gramajo de Martínez Moreno, Alberto Bravo de Zamora, Luis Alen Lascano, Fray Conrado Miglioranza, Luis Gómez y Alberto Yocca y diversos archivos. Sin embargo, lo más rico son las voces, los testimonios de habitantes de la Mesopotamia, relevados por el autor en su infatigable recorrido por esas tierras.

Familia

Como fruto de esta investigación, profundiza en la familia, en el linaje de Mama Antula. “Su apellido tiene doscientos años en la región. Esas tierras fueron cuna de militares, sacerdotes, comerciantes y de nombres destacados desde hace dos siglos”. Incansable inquisidor, reconoció que, si no hubiera nacido allí, “es más que seguro que vivió por la región del Salado”.

La región aludida abarcaría unos 90 kilómetros de extensión. Estas tierras comprenderían desde Villa Figueroa, pasando por Suncho Corral, Lojlo, Guaipe, Villa Matará, hasta el fuerte militar histórico de Inquiliguala.

Otro dato no menos relevante es que la labor evangelizadora de los Jesuitas, se desplegó por esa región, durante 180 años. No fue sencillo, pero Castillo buscó las voces más antiguas en la zona, con la intención de nutrir la investigación. “Toda la gente del Salado está convencida que nació por esas tierras”, afirma.

Para Castillo el “Emanuel” que lleva a Santa en su cuello estaría vinculado a la devoción y el respeto que sentía por el “Niño de Lojlo” -se trata de una imagen del Niño Dios de la cultura peruana, instalado hace unos 400 años en la zona-. El autor entiende que esa devoción develada necesariamente vincularía a la Santa con la región. Así también Mama Antula habría gozado de la compañía de dos niñas -jóvenes- de Villa Matará, quienes incluso compartieron su derrotero hasta el final de sus días. Ellas fueron Isidora Sosa y la niña Ruíz. Una de ellas sería incluso sobrina de la Santa y su familia fue las poseedoras de la adorada Cruz de Matará. Indudablemente se trata de más vínculos de esa región con Santa María Antonia de San José. El testimonio de este vinculo con estas dos “niñas”, sería ratificado además por otra investigación escrita en una publicación de 1936 de Alfredo Sanz, quien también afirma esa relación con pobladores del Salado, con estas dos jóvenes mujeres antes mencionadas. De igual manera no se debe soslayar el hecho de que la Santa era pariente de Juan Felipe Ibarra también oriundo del lugar.

Cómo es la obra

La profesora María José Gerez, en el prologo de esta obra destaca: “Por los cielos de la Mesopotamia, es el grito de la historia olvidada del Salado. No es una obra confrontativa, al menos no es este el ánimo con que fue escrito, todo lo contrario, ofrece la posibilidad de hallar diversas versiones que dan cuenta de la heterogeneidad y que enriquece aún más la labor de la protagonista: nuestra Mama Antula”. Además, destaca que este libro encierra el valor del relato, “de los testimonios que surgen para problematizar situaciones dadas como sabidas y construir hipótesis nuevas para nombrar de nuevo y para crear nuevas formas de archivo. A su vez esta obra rompe por primera vez lo dado, lo establecido, ayudando a construir conocimiento crítico”.

Orgulloso de su tierra, Castillo, lleva alumbrada una obra vinculada a sus raíces desde siempre, es así que sobre el final de la entrevista recordó uno de tantos trabajos en terreno. Recatando una excursión llevada a cabo por la ruta1 o Viejo Camino Real -recorrido cubierto por un periodista del Multimedios en 2013-, que partiera desde La Bajada en el departamento Banda hasta Pitambalá en el departamento San Martín, con la que pudo sacar a la luz algunos elementos de importante valor histórico. Así fue que se llevó a la legislatura provincial la inquietud de declarar a Villa Robles y Villa Matará: pueblos históricos. En igual consideración se puso a la margen izquierda del río Dulce, “un espacio muy desconocido para los santiagueños”.

Al reconocer que existen una serie de vacíos históricos sobre esa región, el escritor expuso y empeño años de su vida en el afán y preocupación por dotar de contenido a esas lagunas histórica y erigir una contribución genuina a la historia y geografía de la provincia.

Cabe destacar que su primera obra escrita con estas inquietudes es, “Los pueblos antes de los trenes”, que data del 2013. Castillo lleva años recorriendo el Salado investigando y conversando con lugareños y descubriendo tesoros perdidos para el común de la gente y para algunos investigadores también.

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