Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
La Provincia En una nueva historia de aquellos comprovincianos que se encuentran en otra parte del mundo

“No hay nada como las empanadas, el tamal y todas esas cosas de Santiago”

Se trata del viaje que realizó Lautaro Mansilla, de 27 años, quien estudió Tecnicatura en el área de Marketing Digital y vive en Dinamarca.

Santiagueños por el mundo nos brinda la posibilidad de conocer cada semana una nueva historia, se trata en algunos casos de una especie de aventura, en otros una necesidad y en otros un desafío permanente. En todos los casos se trata de ir un poco más allá de los que parece que fueran límites.

Sin embargo a través de cada una de las entrevistas se van agregando detalles que en ocasiones se pueden comparar con situaciones que se viven por quienes no han salido de viaje, pero que evalúan la posibilidad con muchas ganas.

Viajar por los sueños

Esta es, una vez más, una de esas historias de vida que son como un ejemplo de superación y valentía. Se trata de un joven santiagueño que vive en Dinamarca y que en diálogo exclusivo con Nuevo Diario contó cómo vive su experiencia; “Mi nombre es la Lautaro Mansilla tengo 27 años, he estudiado tecnicatura en marketing digital en Santiago Del Estero y actualmente estoy viviendo en Dinamarca”, destacó en principio.

A esto sumó: “Siempre he querido hacer viajes. Desde chico siempre me ha llamado la atención vivir afuera, conocer cómo son otros países, otras culturas. Nunca había salido más que de Sudamérica y es una experiencia increíble. Tengo hermanos que lo han hecho antes que yo, un hermano que ha estado viviendo en Barcelona por mucho tiempo y ahora está en Suiza y después dos de mis hermanos que son más grandes habían hecho su camino en el exterior años antes, entonces eso me ha motivado a querer irme a vivir mi propia experiencia”.

Una nueva sociedad

Con respecto a las comparaciones sociales que puedan llegar a trazarse, Lautaro expresó; “Me he encontrado con la sociedad bastante ordenada, una sociedad muy primer mundista, si es que se puede usar el término. Es todo muy ordenado, todo se respeta mucho. Por lo menos los daneses, los originarios daneses, en sí son personas muy ordenadas, muy respetuosas pero también un poco fríos y cerrados también. Pero nada malo digamos, son distantes pero no ofensivos con el extranjero ni nada de eso. Su manera de relacionarse socialmente es esa”.

Por otra parte agregó: “Entre las cosas que me hicieron notar que es lo más difícil de estar lejos sin dudas es extrañar. Extrañar todo lo que no tengo cerca, lo que no tengo aquí. Mi familia, mis amigos, que si bien he venido con muchos amigos aquí o tengo varios aquí, muchos de los otros han quedado allá. También extraño a mis mascotas y bueno por ahí la comodidad de estar en casa o sea en mi ciudad, conocer las reglas de donde estoy y todas esas cosas. Aquí es como Volver a empezar de cero y es un desafío. Lindo, pero desafío al fin”.

En consonancia con este punto añadió; “Por otro lado, si bien extraño todas esas cosas, debo reconocer que lo bueno es que la tecnología de hoy nos permite comunicarnos muy fácilmente. Entonces todo está al alcance, de alguna manera, estoy en contacto con mi familia, con mis amigos a través de llamadas o videollamadas y mensajes lo que sea, la verdad que se hace mucho más llevadero. Pero bueno, la verdad es que también se extraña por ahí el vivirlo como lo hacía antes, sin tanta distancia de por medio”.

Cómo adaptarse a otra cultura diferente y cuál es el proceso

Con respecto a cómo llevó su proceso hasta acomodarse a una nueva cultura, Lautaro Mansilla relató, “La adaptación ha sido al principio soy un poco fácil porque te acostumbras rápido a las cosas buenas, como la seguridad, la eficiencia del transporte público, cómo funciona una ciudad que es bastante grande y tiene bastante gente. Pero siempre está funcionando bien no hay nada que reprochar en ese sentido. Cuando algo deja de andar rápidamente o lo reparan o lo reemplazan o te dan otro alternativa. Entonces la adaptación es bastante fácil. Pero como contrasta, en lo personal está el frio, el invierno es durísimo para quienes no estamos habituados. Te imaginas que venía de Santiago Del Estero con 40 grados, y he pasado aquí a tener menos 10 grados y que la bebida se te congele afuera en el balcón, es toda una experiencia. Entonces por un lado ha sido bastante fácil podría decir pero bueno, también ha tenido sus cosas complicadas”.

En coincidencia con eso detalló: “Lo que más me gusta del país donde estoy actualmente sin duda es la tranquilidad. Es una ciudad que a pesar de que por ahí estás en el centro no sientes mucho ruido. No se sienten bocinas, la gente no grita mucho y parece una tontera pero literalmente los perros no ladran. O sea no hay ningún tipo de ruido. A veces y te alejas un poco de centro y es más notorio todavía. No existe los gritos, el ruido, ni nada de eso”.

“Vos podés hacer lo que sea y nadie va a estar mirando, nadie te va a juzgar”

Lautaro también contó que muchas cosas han sido realmente novedosas para él; “Lo que más me ha sorprendió sin duda es la forma en la que viven todo el mundo aquí sin importarle lo que el otro haga. Por ejemplo, vos podés hacer lo que sea y nadie te va a estar mirando, nadie te va a estar juzgando, nadie va a estar pensando “qué hace este vestido así” o “Por qué está este haciendo esta cosa”. Aquí te encuentras con cualquier cosa, en cualquier lugar y la gente es como si nada pasa. Obviamente me sorprende porque en Argentina vos haces algo que al otro le parezca raro o lo que sea y ahí nomás la gente empieza a mirar o a reírse o a señalarte y aquí esas cosas no pasan. La gente vive en forma muy individual. No le importa lo que vos hagas, sea algo normal o algo raro”.

Para finalizar reflexionó; “Yo siempre tengo que reconocer que extraño un montón de cosas de Santiago, la verdad. Pero creo que sin duda lo que más se extraña es la comida. La comida aquí en Dinamarca no es de mi gusto. No sé si es bueno o malo pero no es de mi gusto. No hay nada como las empanadas, el tamal y todas esas cosas ahí de Santiago. El lomito sin dudas es lo más sagrado. No veo la hora de volver y comer todas esas cosas como loco. Tengo pensado volver de vacaciones ahora para fin de año que cumplo dos años ya sin volver y más adelante, capaz, también me gustaría volver a vivir. Pero por ahora no me quiero adelantar tanto al futuro. Estoy bien y disfruto de la experiencia”.

Santiagueños por el Mundo Sección Especial
Seguí a Nuevo Diario Web en google news
Comentarios

Te puede interesar

Teclas de acceso