
Sergio Páez, director de Educación Ambiental y Relaciones Institucionales de la Asociación Civil Traeer, informó que desde que inició el año retiraron más de 5.000 kilos de material reciclable, en comunicación con el equipo de Nuevo Diario.
“Hace tres años, reciclamos casi dos toneladas. El año pasado, ocho. En este creemos que antes de que llegue julio vamos a duplicar lo que hicimos en 2024”, intuyó.
Traeer fue fundada hace una década, en el barrio Ejército Argentino. Su objetivo es “crear conciencia sobre la importancia de mantener limpia la ciudad” y la “necesidad de reciclar para cuidar el planeta”, entre otros puntos.
Páez señaló que los vecinos no solo se sumaron a la campaña de separación de residuos, sino, también, colaboran indirectamente con la llamada “economía circular”.
“Todos estos materiales (cartón, hierro, aluminio, etc.) nos sirven como materia prima. Por ejemplo, el cartón no lo vendemos directamente, sino que, primero, vemos qué podemos hacer con el. Con los cartones de huevo hacemos vasijas o centros de mesa; le damos un valor agregado”, explicó.
Ese plus, actualmente, es imprescindible. Continuando con el ejemplo del cartón, su precio es de $ 60 el kilo (el año pasado costaba $ 200). Sin embargo, al reconvertirlo en vasija, puede llegar a valer $ 3.000.
Arbolado urbano
Traeer está involucrada con la campaña de arbolado urbano que impulsó la Municipalidad de la Capital: reciben material reciclable y a cambio, entregan árboles o plantines.
“El árbol es lo más solidario que existe en el mundo: además de ser un ser vivo que tiene una larga vida, no discrimina a quien le va a dar sombra, agua y alimentos”, reflexionó.
Consecuencias de la crisis económica
Páez denunció que los recuperadores urbanos están pasando por una “situación difícil”.
“Para comprar un kilo de pan, tienen que juntar, más o menos, 40 kilos de cartón. Tienen que andar todo un día. Al trabajo del recuperador urbano no se lo reconoce: es el que mantiene limpia la ciudad y genera mano de obra”, observó.
El director acusó que en el último tiempo creció la cantidad de personas que se dedican a esta actividad.
“La crisis económica hizo que muchos se sumaran. Encontramos familias enteras que van con un carrilín, la bicicleta o la motito. Uno los ve todos los días por las calles, tirando. También se sumaron personas que eran de clase media que se quedaron sin trabajo. En el lugar donde se compra y vende material reciclable, hay autos y camionetas que llegan con cartones y botellas: van y venden para tener unos pesos más”, enmarcó.