En estas páginas que hemos ido armando en esta sección que habla de Santiagueños por el mundo, nos permitimos contar historias de aquellos quienes en busca de su propio lugar han generado su espacio en otra parte del globo, asumiendo el desafío de estar lejos, sin perder su esencia.
Se sabe que iniciar este tipo de caminos tiene el sabor de una aventura que siempre es empujada por la pasión. En este derrotero hay que estar dispuesto a ponerse en marcha y llegar hasta donde las ganas y la motivación propongan.
En esta edición hablamos con Ignacio Mansilla, un profesional de la gastronomía que, en busca de nuevas oportunidades, se puso en marcha y en la actualidad trabaja en tierras nórdicas.
El arte de la cocina
“Mi nombre es Ignacio Mansilla soy de Santiago y vivo en Copenhague, Dinamarca hace dos años y medio. Actualmente estoy trabajando en cocina”, destacó en principio, en exclusiva con Nuevo Diario.
Dando paso a su historia, expresó; “Todo surgió durante la pandemia que me he encontrado con mucha información acerca de emigrar y trabajar en el extranjero. Durante ese tiempo tomé la decisión viajar. Esto estuvo basado más que nada en la posibilidad de trabajo y ahorro, mirando a futuro. También me gustaba la idea de aprender bien el idioma. Eso es lo que me ha impulsado a irme”.
En el mismo sentido Ignacio mencionó: “Me he encontrado con una sociedad bastante avanzada, todos son súper respetuosos. En lo particular eso me tuvo bastante sorprendido. Y se mezclaba al principio un poco con lo difícil de estar lejos de la familia, de los amigos. Pero aquí también uno hace su propio camino. Puedes darte el gusto de viajar. Aquí en Europa todo es cerca, entonces directamente en un tren, en una hora o dos llegas a otro país y eso la verdad que lo hace más fácil”.
Un nuevo mundo
En cuanto a cómo encajó en esta nueva sociedad, manifestó; “La adaptación en mi caso se dio bastante bien. Lo que más cuesta es el idioma, pero yo he tenido la posibilidad de una escuela en la que aprendí algo, aunque mi nivel no era el mejor, pero me defendía, también he hecho unos cursos antes de viajar, así que eso ayudó. Aquí se habla principalmente danés, pero todo el mundo, hasta los niños y gente grande, hablan inglés. Entonces te puedes manejar en inglés. La verdad esa es una parte bastante positiva del país y después con el día a día, mientras vas escuchando, vas asimilando y se vuelve totalmente normal. Tanto que a los 3 o 4 meses ya estás totalmente fogueado de todo lo que es el idioma. Con eso ya tranquilamente te puedes comunicar”.
En ese aspecto, Mansilla sumó; “Yo tenía un poco de experiencia en el rubro de la cocina y por suerte antes de llegar he ido tirando algunos currículum que me han recomendado unos amigos, en unas aplicaciones y otros portales en lo que se aplica y la verdad que cuando he llegado aquí ya tenía dos entrevistas. Ese día he ido y para mi suerte en ese momento en el restaurante el jefe de cocina era venezolano. Así que pude hacer la entrevista en castellano. A los pocos días me llamaron de este lugar y todavía sigo trabajando en el mismo lugar. Aquí eso es un caso especial porque la mayoría no se queda tanto tiempo en un mismo trabajo. La oferta laboral es muy amplia y la gente no permanece mucho tiempo en un empleo. Tengo amigos que cambian cada tres o cinco meses de lugar de trabajo. Aquí existe la posibilidad de poder hacer eso y es frecuente que se utilice para ir mejorando diferentes aspectos”.
Un estilo de vida
Por otra parte, resaltó: “Lo que más me gusta de vivir aquí es que todo el mundo respeta las reglas, todo funciona y la gente es muy respetuosa. Nadie se fija en lo que está haciendo el otro. La verdad es que es una sociedad muy avanzada en ese sentido y me gusta eso. Lo malo es que el invierno es bastante largo y frío pero la ciudad está preparada para el invierno, o sea literalmente todos los lugares tienen calefacción central en los departamentos, por ejemplo. Pero lo malo es que a las 3:30 de la tarde ya es de noche. Eso complica un poco las cosas para quienes venimos de otro lugar donde el sol está presente todo el tiempo. Hay que buscar, en ese sentido, alguna distracción porque no es fácil sobrellevar eso al principio”.
En consonancia con esto último se refirió a la ciudad donde vive; “Esta es una ciudad pequeña para ser una capital europea. Entonces la gente se maneja mucho en bicicleta, es un estilo de vida. Como dato se puede agregar que literalmente vos en bicicleta estás en 15 minutos en la otra punta de ciudad. Después la gente también hace mucho deporte. Literalmente todo el mundo, siempre veo gente corriendo o en el gimnasio. También se destaca por ser una ciudad bastante silenciosa. Por ejemplo a las 10 de la noche no se oye ni un ruido. La mayoría de los autos son eléctricos, entonces hasta el tráfico es silencioso. Es muy loco porque uno lo va naturalizando y se da cuenta de las diferencias a medida que uno viaja a otro lado”.
Sus orígenes
Ignacio, con mucho sentimiento, también habló de su lugar de origen; “De Santiago se extrañan muchas cosas, obviamente a la familia y los amigos. Si bien aquí tengo algunos amigos argentinos y algunos de Santiago, hay muchas cosas que uno deja que cobran otra dimensión cuando uno toma distancia. Muchas veces decimos “que ganas de pedirme un lomito y esperarlo y después comerlo”. Por supuesto que uno mismo se lo puede hacer, pero es obvio que no es lo mismo. Así como las empanadas, podemos hacerlas pero no termina siendo lo mismo. En esos detalles es que muchas veces esta la esencia de lo que se extraña. Eso que le daba un contexto a tu vida. No hay como Santiago en ese sentido”.
Para finalizar, Ignacio Mansilla reflexionó acerca de volver a Santiago; “En mis planes si está la idea de volver, pero en un futuro más lejano quizá. Por ahora quiero seguir trabajando aquí, más que nada también para seguir conociendo y viajando, que eso es lo lindo que te da la posibilidad de trabajar aquí. Es la posibilidad por ahí viajar y conocer. Así que quizás en un futuro sí este de vuelta en mi lugar de origen. Me encanta Santiago pero no me veo volviendo a instalarme en un futuro cercano. Obviamente sí voy a ir a visitar a la familia, pero a vivir lo veo quizás en un futuro más lejano”.