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La Provincia Opinión

¿Se puede ser cristiano y neoliberal?

Felices Pascuas de liberación.

Muchos referentes y líderes cristianos han sido capaces de pronunciar y denunciar como una gran contradicción que “No se puede ser cristiano y neoliberal”. ¿Acaso tiene el liberalismo en su espíritu una visión que se contradice con ser cristiano y el ser cristiano una visión y misión en las antípodas del neoliberalismo?

Si hiciéramos el ejercicio de mirar al frente a cristianos neoliberales y sentirnos reflejados en ellos, podríamos quedar con la conciencia tranquila, sin inquietarnos demasiado. Al fin y al cabo, ambas (cristianismo y neoliberalismo) expresan “salvación” en términos de economía. De un lado, la “economía de la salvación”, o economía divina como concepto teológico que describe el plan de Dios para la creación y salvación de la humanidad, y del otro, las “recetas económicas de salvación” para los pueblos propuestas por el neoliberalismo.

“La economía de Dios no mata, no descarta, no aplasta; es humilde, fiel a la tierra”… este fue el mensaje del Papa Francisco el Viernes Santo, entonces, si la economía de Dios no mata, no descarta, ¿qué hace la economía neoliberal?, ¿qué espíritu lo mueve? Si el neoliberalismo encarna un espíritu opuesto a lo expresado por Francisco, opuesto al mensaje del Evangelio o al de los antiguos profetas, cabe el planteo ético social cristiano de si se puede ser cristiano y neoliberal.

En líneas generales, el liberalismo del siglo XIX fue una corriente filosófica, política y económica que promovió la libertad del ser humano. Su igualdad política y jurídica y la búsqueda del progreso material de los pueblos luchaban contra el conservadurismo de aquel entonces que predicaba el dogma de sociedades desiguales y jerárquicas. Dicho esto, bien podríamos imaginar, o creer (como pretenden hacerlo), que el neoliberalismo es algo mucho más perfeccionado y superador que el propio liberalismo, una receta benévola para la felicidad de los pueblos…

Y entonces ¿qué hizo el neoliberalismo? Eliminó por completo la idea de fraternidad política, y lo hace cada vez que ve amenazado su ideario de sociedad de unos pocos. El neoliberalismo tomó del liberalismo la antropología moral centrada en el individuo y del conservadurismo– el deseo de vivir en una sociedad jerárquica y desigual: el resultado está a la vista, cada vez más sociedades individualistas y meritocráticas.

No se puede ser cristiano y neoliberal. Nuestras sociedades, que mayoritariamente se profesan cristianas, reverencian más a la lógica de la deidad del mercado meritocrático que a la construcción del Reino de justicia y libertad propuesto por el Dios de la vida. La fe sin la contribución de la sensibilidad, de la inteligencia y del “tercer ojo”, como decían los escolásticos, es superstición y no es capaz de sostener una vida.

Que en estas Pascuas renazca la imaginación profética en todo cristiano, especialmente en los referentes de las comunidades de fe; que la tarea de dicho sentido profético sea asumida para propiciar, alimentar y evocar una conciencia y una percepción de la realidad alternativas a las del entorno cultural deshumanizante. Eso sí, no se comprenderá el significado de la imaginación profética a no ser que se logre captar la conexión entre la religión del triunfalismo estático y la política de explotación y opresión.

El punto a considerar por la imaginación profética es que no existe libertad de Dios sin una política de justicia y compasión, y que no hay política de justicia y compasión posible sin una religión de la libertad de Dios. “No se puede ser cristiano y neoliberal”, pues la crítica profética-en su sentido ético social cristiano- consiste en movilizar al pueblo para que tome conciencia de su auténtica e incesante aflicción y enseñarles a apartarse de quienes, aun oyendo sus quejas, son incapaces de escucharlas y solo reaccionan con la indiferencia.

“No se puede ser cristiano y neoliberal” - Felices Pascuas de liberación.

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