Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
La Provincia Discapacidad

Sinchi Kallpa, historias de superación y anhelos de gloria en el goalball

Representarán a la provincia el 4 y 5 de julio en un torneo regional a disputarse en Tucumán. Nuevo Diario entrevistó a tres de sus jugadores.

Sinchi Kallpa (fuerza poderosa), el equipo de goalball de la Asociación Cooperadora del Centro de Educación Física N° 1, competirá el 4 y 5 de julio en un torneo regional a disputarse en Tucumán.

Nuevo Diario entrevistó a tres de sus jugadores: Andrés Acosta, Luana Herrera y Mario Paz, quienes anhelan clasificar al octogonal del campeonato que organiza la Federación Argentina de Deportes para Ciegos.

.

Presentación

Acosta perdió la visión cuando tenía tres años –hoy tiene 42–, tras quemarse los ojos con cal.

"Desde los cuatro años, ya andaba en la calle. Por suerte, he tenido la dicha de no ser sobreprotegido por mis padres ni tampoco por mis hermanos mayores y menores: ellos apostaban a que me pudiera liberar", introdujo.

Acosta —pivote, exintegrante de "Los Murciélagos", papá de Tomás de 16 y Tiziano de 14— jugaba al fútbol con sus amigos y vecinos videntes. "Era muy sociable, muy abierto; no me dejaba discriminar. Le poníamos bolsas a la pelota para que pudiera emitir un sonido. Iba al arco o, cuando tenía la posibilidad, jugaba de nueve. Se enojaban mucho porque no me podían hacer un gol", recordó.

A Herrera -26, ala izquierda, estudiante de Trabajo Social- le diagnosticaron retinoblastoma cuando tenía dos años y medio.

"El deporte me llegó en la adolescencia, cuando estaba en el Hogar de Ciegos (NdeR: es oriunda de Loreto). No me sentía parte de nada más allá del grupo del colegio. Conocí el goalball por un compañero: empecé a entrenar y, automáticamente, me sentí cómoda y acompañada", relató.

Paz -42, pivote, papá de Thiago de 18- tiene baja visión desde hace 13 años: padeció una uveítis que desencadenó en glaucoma.

"Luego de enfermarme, me pasa lo de la discapacidad. Me quedé sin trabajo y vendí el auto. Me vine muy abajo anímicamente. En 2016/2017 estaba cerrado en lo que era mi discapacidad. Tenía una depresión muy alta: he ido al psicólogo y al psiquiatra", rememoró.

Paz comenzó a asistir al Centro Educativo Integrador Nº 50 para personas con discapacidad visual San Juan Pablo II en 2018. Allí no solo conoció el bastón verde, sino que se interiorizó en el goalball.

"Aprendí a manejarme solo. Un amigo me invitó a jugar al goalball, y desde ese año al día de hoy, el goalball es mi cable a tierra; es lo que me hace tener ganas de salir de casa. El deporte en sí, ya sea para una persona con o sin discapacidad, es una ayuda física y psicológica muy importante", destacó.

Superar barreras

Herrera, que aseguró que dentro de la discapacidad existe un "sentimiento de comunidad", se preguntó en varias oportunidades: "¿Por qué a mí?", en relación a su ceguera.

"Sentía la discriminación, la indiferencia. Pero, gracias al goalball, he aprendido a superar las frustraciones. Antes, me acostaba y me empezaba a acordar de las indiferencias, y lloraba. No tenía a nadie a quien abrazar… Pero, al otro día, iba a entrenar y se me pasaba", destacó.

Paz contó que "no había algo por lo que diga 'para qué voy a salir de mi casa'". "Estaba encerrado, con la tele prendida o escuchando música mientras pasaban los días, los meses y los años", reveló; no obstante, advirtió que ahora "no veo la hora de que lleguen los lunes para ir y entrenar con los chicos".

Acosta, en ese sentido, le pidió a las familias de personas con discapacidad "que no los sigan sobreprotegiendo".

"Todos tenemos miedos, pero si no los soltamos y acompañamos, no van a tener vida. Van a ser infelices. Déjenlos que salgan, que se golpeen, que sepan que tienen lágrimas", sugirió.

Herrera, que según dijo "antes me hacían un gol y me daban ganas de llorar", afirmó que hoy cuenta con "muchas más habilidades sociales gracias al deporte". "Me siento más segura andando en la calle gracias al fortalecimiento físico, que me ayudó en la orientación, en la comunicación. También aprendí a manejar frustraciones", señaló.

A la sociedad

Paz le solicitó a la sociedad santiagueña "empatía". "No mordemos, no les vamos a pegar con el bastón: se nos pueden acercar cuando estamos en una esquina y preguntarnos si necesitamos ayuda. El 'pobrecito' no va: tratame como a cualquier persona", remarcó.

Acosta coincidió: "Somos personas comunes y corrientes. Somos buenos, malos, brutos, como todos; no angelitos. Podemos entablar conversaciones con cualquier tipo de personas; nos sabemos acomodar al contexto".

Herrera, por último, acotó: "Con apertura y empatía, es más que suficiente. A las personas con discapacidad, les quiero decir que conozcan la autonomía. Todos hemos tenido miedo de salir. Las mayores barreras son sociales y actitudinales".

Claudio Amín, licenciado en Sociología y coordinador del proyecto "Imparables, trabajando por la inclusión", se mostró "orgulloso por acompañarlos en este proceso". "Me da vida, me llena de gratitud el poder estar compartiendo cada una de sus actividades. Este es un muy buen equipo", concluyó.

Sinchi Kallpa Goalball
Seguí a Nuevo Diario Web en google news
Comentarios

Te puede interesar

Teclas de acceso