Nuevo Diario entrevistó a la profesora de Lengua y Literatura, Josefina María Bonacina, para contarnos sobre la influencia que tuvo María Elena Walsh en su crecimiento personal y profesional y detalló: “Pertenezco a una familia donde siempre se ha leído mucho. Nos han inculcado la lectura desde niños, y soy de la generación en la que tener un televisor en casa era muy costoso. Si se tenía un televisor, a una hora determinada, obviamente se apagaba y siempre se optaba por leer ” y agregó “mi abuela se consideraba la hermana mayor de María Elena Walsh, porque le encantaban sus escritos y siempre nos los leía. Tengo en casa obras como ‘La tortuga Manuelita’, ‘El reino del revés’ y ‘Cuentopos de Gulubú’, y obviamente, todas las canciones.
Se refirió al estilo literario de la autora: “La literatura de María Elena Walsh es para niños y adultos, porque tiene una gran simbología y una profunda carga connotativa que te lleva a pensar hasta en el gran imperio británico, como en ‘El reino del revés’”.
Con respecto a porque admira a la autora dijo: “Después de Alfonsina Storni, ha sido una mujer completamente feminista que defendió los derechos de la mujer. Fue dramaturga, poeta y periodista, además de escribir literatura infantil porque amaba a los niños". Y agregó "en la biografía que Sergio Pujol hizo de ella, plasmó que pese a que a Walsh adoraba a los niños y defendía sus derechos, nunca quiso ser madre y que ser mujer no significa ser mamá. También se resalta la idea de que, para ser una mujer plena, es fundamental la independencia económica. Creo que esto lo aprendió durante su tiempo en París, una ciudad cosmopolita que le enseñó a ver otra forma de vida” explicó Josefina.
Se refirió a si utilizó las obras de Walsh para sus clases y dijo: “He enseñado en el profesorado de nivel Inicial, `Dailan Kifki`, porque la literatura infantil es una literatura didáctica que siempre te deja alguna enseñanza, y para mí la literatura infantil además es la de cero hipocresía" y concluyó “la escritura de María Elena Walsh es un canto a la fantasía que habitaba su mente, una forma de expresión que quizás fue su refugio y su catarsis, permitiéndole procesar y transformar las experiencias de su infancia en obras maestras de la imaginación”.