Ubeimar Charry Díaz y su familia visitaron el estudio móvil del Multimedio en la Feria Artesanal. Es colombiano, pero reside hace 14 años en Argentina.
—Vivo acá con mis padres, mi esposa y mis hijos. Y feliz de vivir aquí, en Santiago, es una ciudad que nos ha abierto los brazos. Ahora vamos a una final con Argentina y tenemos el corazón un poco dividido (risas). Tengo dos hijos santiagueños, el mayor tiene 12 y es muy fanático del fútbol. Si ganamos, tendré que celebrar por Colombia, pero si gana Argentina tendré que celebrar con él. Cuando fue la final del Mundial, he celebrado con él y he hecho fuerzas por el país. Estar tanto tiempo acá te hace santiagueño.
—¿Vinieron todos juntos a vivir a Argentina?
—En realidad, vinieron primero mis padres y al año me vine yo. Ellos llegaron a Misiones. Nosotros llegamos con mi esposa, mis dos hijos mayores, y llegamos en tiempo de calor. A la primera nos queríamos volver. En Cali, la temperatura es más o menos como en Salta, 35º de día, y a la noche, de camperita. La primera inversión que hicimos fue un aire acondicionado
—¿Qué fue lo primero que te enamoró de aquí?
—La tranquilidad. He vivido en muchos lugares donde no se puede vivir con tranquilidad. Imaginate, llegué aquí y la gente estaba viendo televisión en la vereda, los chicos con las computadoras en las piernas. Es algo para nosotros fuera de lo normal. Yo viví en Ecuador, Brasil y Colombia, y no se puede hacer eso. Al verlo dije "este es el ambiente en el que quiero que se críen mis hijos". Y por otro lado, la calidez de la gente. Es literal, son capaces de sacarse el pan de la boca para dártelo. Y siendo uno de otro país, viniendo de lejos, eso enamora
—"Santiago no tiene riendas pero ata", dicen...
—Cuando yo me fui de aquí para Brasil, allá me agarró la pandemia. Yo allá no escuchaba música colombiana, escuchaba música santiagueña, Los Manseros y demás. ¡Y me agarraba una nostalgia, unas ganas de volver! Adopté como mi segunda casa a Santiago, y es verdad, "no tiene riendas pero ata".
—Imagino la emoción de volver a una final después de 23 años, para Colombia...
—Sí, la única final que jugamos fue con México, que Colombia hacía de local, en 2001. Para mí, esta copa es muy especial porque están todos los equipos grandes. Aquella vez no estuvieron Brasil ni Argentina, por el tema de la seguridad en Colombia. Ganamos 1 a 0 la final, con gol de Ramiro Córdoba. Ahora, con el nivel de jugadores que tiene Colombia, creo que va a ser una final muy linda.