Javier Milei, presidente de la Nación, cumple hoy su primer año como máximo mandatario del país.
El equipo de Nuevo Diario, a propósito de este aniversario, recorrió el mercado Armonía y dialogó con los vendedores, quienes brindaron un análisis comercial.
Carnicería
José Llugdar, carnicero, manifestó que durante el año tuvieron “mucha variabilidad”.
“Ha significado, en pocas palabras, un año duro. La gente, lamentablemente, no está llegando a fin de mes con su sueldo”, acusó.
Llugdar notó que los jubilados fueron los más perjudicados, debido a que “son personas que tienen la mínima. Optaban por buscar algo más barato, que son las carnes blancas: pollo o cortes de cerdo. Fue la forma en la cual se han podido desenvolver en el año”, comentó.
El carnicero indicó que las ventas bajaron un 70%, en relación a 2022. “Una locura. La gente no llega a fin de mes con su sueldo. Nos ha costado mucho remarla”, aseguró.
Llugdar, consultado por los meses venideros, respondió: “No soy futurista ni analista económico, pero me llevo de ejemplos de lo que vivimos como comerciantes: el año pasado, y especialmente el anteaño pasado, para esta altura del mes tenía demanda de entre 25 y 30 de matambres y pecetos. La gente se iba resguardando para las fiestas. Este año no tengo más que cinco encargados”.
El carnicero deslizó que en los últimos 365 días hubo “momentos de bonanza y momentos de pobreza”, sin embargo, “han sido más los de pobreza”.
Verdulería
Esteban Lesma, verdulero, consideró que las ventas “del año pasado estaban mejor, pero se mantienen en comparación con la carne”.
“Las frutas y verduras son lo más necesario, por eso es constante la salida”, percibió.
Lesma, no obstante, advirtió que sus clientes compran “lo justo y necesario para no desechar”.
“Llevan lo básico. Antes compraban la fruta por kilo, pero ahora no. Llevan la verdura por oferta”, describió.
Panadería
Alejandra Luna, panadera, coincidió en que “ha bajado el consumo”.
“Compran, mayormente, para el día, porque la gente está trabajando por día. Se están privando de comer bien”, lamentó.
Luna, en ese sentido, observó que sus clientes compran, en general, “para matar el hambre”.
“Ya no se fijan en la calidad, sino en la cantidad. Lo que puede llegar a rendir, y más si tienen muchos chicos en la casa. La gente se priva”, explicó.
La panadera, empero, denunció una “competencia desleal” que tiene que ver con el trabajo informal.
“Ha bajado mucho el consumo, pero tiene que ver con una cuestión de competencia: hay mucha gente que trabaja deslealmente. Nosotros, acá, trabajamos en regla, pero hay gente que trabaja puertas cerradas y sale a vender a la calle. Eso daña el negocio y hace que baje el consumo”, apuntó.