Surgió en Güemes y debutó en la primera en el club Atlético Central Córdoba de muy joven. Jugó y fue ídolo en varios de los clubes en donde estuvo, entre ellos en San Martín de Tucumán, Atlético Rafaela, Colón de Santa Fe, Olimpo de Bahía Blanca y Juventud Antoniana de Salta (club donde se retiró en 1998).
Logró 4 ascensos (3 de ellos a la Primera B Nacional con el “santo”, el “cervecero” y los salteños y otro a Primera división con los tucumanos). Por su perseverancia, buen juego y seguridad en la zona defensiva, se convirtió en uno los grandes referentes de nuestro fútbol.
Esas referencias son para Alfredo Santiago Juárez (60).
Más conocido en el ambiente futbolero como “Pichón”, habló de todo con Nuevo Diario, contó como comenzó su amor por “la redonda” y hasta en algún momento pensó en dejar el fútbol siendo chico. Aún perdura en el recuerdo la goleada histórica que le propinó San Martín de Tucumán a Boca en “La Bombonera” en 1988, con Juárez como una de las grandes figuras.
Un diálogo y una historia imperdible con un grande de Santiago del Estero y sobre todo, muy querido en el ambiente.
-Cuentenos, ¿como fueron sus inicios en el fútbol?
-Desde que tengo uso de razón, el fútbol fue para mí todo, mi vida. Dormía y amanecía con la pelota bajo el brazo. Fue mi pasión. Empecé a soñar con ser jugador profesional, jugando en los potreros. Mis primeras armas las hice en Güemes, y en ese club me fichó el entrenador “Tito” Sequeira, quien estaba a cargo de las divisiones inferiores. Fuimos a prueba cinco o seis chicos de mi barrio Villa Constantina (en actualidad se llama Francisco de Aguirre) y quedamos todos. Eso nos ayudaba a tener más confianza en el día a día. Hice sexta y quinta división. Pero a la vez, también hacía básquet. Jugaba al fútbol en Güemes y básquet en Villa Constantina. Luego dejé el “gaucho” por diferentes cuestiones que no me gustaron y por actitudes de algunos jugadores de esa época. Al tiempo, me volvieron a llamar, jugué un amistoso en primera porque estaba Alagastín de técnico. Sin embargo, me fui. Pasó el tiempo, dejé de jugar y cerca del año 1982, me fui a probar en Central Córdoba. Tuve la suerte de quedar, firmé, formé parte de la cuarta división y al poco tiempo, subí a primera división como volante por derecha. Al año siguiente, comencé jugando de “8”, pero no rendía como esperaba, a tal punto que estuve cerca de dejar el fútbol. Seguí en la actividad gracias a los consejos y al apoyo de mi esposa. En el año 1984, el técnico era Don Julio San Lorenzo, me cambió de posición, me ubicó como marcador central y ahí cambió todo. Me gané la titularidad y tuve un buen nivel.
-¿Como se dio su llegada a San Martín de Tucumán?
-Mi llegada a San Martín se da porque Central Córdoba me dejó libre a fines de 1984. Ahí se me dio la posibilidad de ir a prueba al “santo” por la mano que me dio un amigo. En ese momento estaba Guillermo Reynoso de técnico y él me brindó la chance de poder incorporarme. En aquella ocasión, el club estaba por jugar el último de los torneos nacionales y quedé de refuerzo para 1985. Hicimos un gran torneo, llegamos a semifinales y perdimos con Argentinos. Ellos tenían un equipazo, fueron campeones de América. Luego quedó una base con la cual logramos ascender desde la liga de origen hasta primera división. Fue algo histórico y nadie lo hizo. Ya en primera, tuvimos el honor de golear a Boca 6 a 1 en “La Bombonera”. Ese plantel quedó en el recuerdo de los hinchas. En 1989, me fui a Chaco For Ever, pero no tuve mucha participación. Rescindí contrato en enero de 1990. Tras ello, me fui al Blooming de Bolivia pero tampoco acordé mi llegada. Regresé a Santiago, fui a Bolivar y no quedé. Más adelante, San Martín me prestó a Quilmes, hicimos un gran torneo y fuimos campeones del Nacional B. Me destaqué mucho y fui elegido mejor jugador del certamen. Tuve también lindas etapas en Colón y Atlético Rafaela.
-¿Y de su etapa en Central Córdoba que recuerda?
-En Central logré que soñaba de chico, que era llegar a jugar en primera división. Siempre fui hincha del club. Con el tiempo y con el hecho de que no me fui bien de la institución, no me abrieron más las puertas. Pese a ello, el que me abrió las puertas para volver a jugar en Santiago fue el club Güemes y siempre estaré agradecido. Algunos me tienen como que soy hincha del “gaucho”, pero quiero que tanto al “gaucho” como a Central les vaya bien siempre, lo siento así. Me gusta que estén hoy en categorías importantes a nivel nacional.
-¿Como fue su estadía en Atlético Rafaela y Colón?
-Estuve viviendo 4 años en Santa Fe y fue una gran vivencia. Tengo mucho cariño por esa provincia, jugando 2 años en Colón y otros 2 en Rafaela. Hice muchos amigos con los que hoy en día, sigo en contacto, al igual que con la gente de Tucumán.
-Si tiene que elegir al mejor entrenador que tuvo, ¿quien sería?
-Me quedo con Gustavo Alfaro, quien me dirigió en Atlético Rafaela y Hugo García, a quien lo tuve como técnico en Quilmes y Colón. Otro que me gustó como técnico fue Nelson Chabay.
-¿Su mejor compañero?
-El fútbol me dejó grandes compañeros y uno de ellos es Francisco Guillén, quien además es mi compadre y fue arquero en San Martín. Ahí estuvimos de compañeros y actualmente vive en Jujuy.
-¿El jugador que más lo impresionó?
-Vi muchos grandes jugadores, pero el que más me impresionó es Diego Armando Maradona y en la actualidad, Lionel Messi. Son los que más quiero e idolatro. Con Maradona compartimos equipo en un amistoso que organizó el gobierno de Tucumán.
-¿Que es Güemes en su vida?
-Güemes es un club que realmente quiero mucho. En ese club tengo grandes amigos. En la adolescencia, compartí vestuario e inferiores y hasta el día de hoy seguimos siendo grandes amigos. Como lo dije, ese club me abrió las puertas en un momento delicado y cuando necesitaba jugar al fútbol. Siempre se portaron bien conmigo y ocupa un lugar importante en mi vida, además de haber comenzado en esa institución.
-¿Como comenzó a ser entrenador y en que año?
-Fue en 1998, cuando debutamos junto a Juan Carlos Roldán en Central Argentino. Al año siguiente, pasé a Güemes. También estuve en Colón (inferiores, reserva y primera local), club en el cual nos consagramos campeones por primera vez en la formativas de AFA con la quinta división. Me tocó pasar por General Paz Juniors (Ascendieron a la B Nacional cuando estaba de DT Pablo Comelles, en el 2000), en Independiente de Fernández (2009), Colón de San Justo (2011) y por último formé parte de las inferiores de Mitre (2015).
-¿Volvería a dirigir?
-No depende de mí. En Santiago fui entrenador de Güemes, donde fui campeón ganando la Liguilla en 2008. A veces hay situaciones que uno no las maneja y no tenemos la posibilidad de trabajar en lo que más nos gusta. Soy un hombre del fútbol y sé como se manejan en la actualidad.
-¿Que opinión le merece todo lo que se está viviendo con la pandemia?
-Es una situación que atemoriza a todos. Está demostrado que algo malo para la humanidad por la cantidad de fallecidos que hubo en el mundo. Por suerte en Argentina no es grave la situación por ahora porque se tomaron las medidas con anticipación. Nos tenemos que acomodar a esta situación incómoda y temerosa. Cuando uno tiene consciencia de lo que significa, hay que llevar a cabo lo que las autoridades sanitarias nos ordenan para estar mejor. Ojalá que pase pronto esto para poder tener una vida normal. Uno extraña hacer su vida habitual, el fútbol y la juntada con amigos, pero ahora es momento de cuidarse.
-¿Le quedó alguna deuda pendiente?
La verdad que no me quedó alguna deuda. De hecho, estoy muy agradecido con Dios y la Virgen por la posibilidad que me dieron de jugar al fútbol profesional. Quizas uno quisiera haber llegado más lejos y jugar un par de años más en la elite del fútbol argentino. Y en mi etapa de entrenador, si tengo deudas, pero no pude seguir por cuestiones familiares. Estoy muy feliz por la carrera que tuve como jugador.