El Club Ciclista Olímpico vive momentos de indignación tras un episodio de violencia protagonizado por el jugador Du’Vaughn Maxwell, quien agredió física y verbalmente al entrenador Adrián Capelli durante el último partido, el clásico santiagueño frente Quimsa y en los vestuarios, generando medidas severas en la institución.
En diálogo exclusivo con Nuevo Diario, el presidente del club, Mario Pastor Suárez, relató en detalle cómo se desarrolló el incidente, la inmediata reacción de la dirigencia y el impacto que el hecho generó a nivel deportivo, institucional y social.
El desencadenante en el banco
Todo comenzó en el tercer cuarto del partido, cuando se produjo un desacuerdo entre una decisión técnica y la reacción del jugador. “Maxwell creyó que iba a ser reemplazado, se levantó molesto y cuando el técnico le indica que finalmente no será cambiado, reacciona de forma desmedida, le pone el dedo en la cara al entrenador y Capelli lo manda a sentar”, relató Suárez, quien se encontraba en la platea junto al presidente del Club Quimsa, Gerardo Montenegro.
El presidente describió el momento como "inusual e inédito en el básquet profesional", especialmente por el contexto de uno de los clásicos más importantes del país. “Queríamos demostrar una imagen de cordialidad y profesionalismo. Esto empañó todo”, lamentó.
La agresión en los vestuarios
Según confirmó Suárez, luego del partido se produjo un hecho de violencia física en el vestuario, donde el jugador atacó al entrenador. “Cuando llego al vestuario, veo a Capelli con hielo en la mano y muy mal. Los jugadores y dirigentes me cuentan lo que pasó. Maxwell estaba exaltado, muy nervioso. Le pedí que se cambiara y se fuera al hotel. La decisión de apartarlo ya estaba tomada”, aseguró.
Decisión firme: rescisión inmediata del contrato
Ante la gravedad de la situación, el club decidió rescindir el contrato de Maxwell y desvincularlo del plantel de manera inmediata. “Esto no podía continuar así. Institucionalmente, ya se tomó la decisión. Se está negociando la rescisión y las penalidades económicas correspondientes, porque de otro tipo no se puede sancionar”, explicó Suárez.
Daños deportivos y sociales
La expulsión del jugador no solo afecta el rendimiento deportivo del equipo, que queda sin un pívot clave en plena competencia, sino que además tiene consecuencias más amplias. “Esto nos deja sin posibilidades de recambio. Mañana jugamos contra Zárate y viajamos sin una ficha clave”, advirtió el presidente.
Pero más allá de lo deportivo, Suárez hizo hincapié en el daño a la imagen institucional del club. “No solo representamos a La Banda, sino a toda la provincia. Estos jugadores son modelos para los niños. No podemos permitir que un acto de indisciplina como este repercuta negativamente en quienes nos miran como ejemplo”, enfatizó.
“No manejamos la conducta de terceros”
Finalmente, Suárez dejó en claro que, aunque los dirigentes hacen todo lo posible por sostener el profesionalismo dentro del club, no pueden prever ni controlar completamente las decisiones personales de cada jugador. “Nosotros no manejamos la conducta de los terceros. Nos toca afrontar las consecuencias, pero estamos convencidos de que vamos a superar este obstáculo”.
