Al menos 21 personas murieron, entre ellos dos nenes, tras los bombardeos aéreos rusos contra la ciudad de Sumy, ubicada al noreste de Ucrania, a 350 kilómetros de Kiev. Las bombas fueron lanzadas directamente sobre edificios residenciales, informó el Servicio Estatal de Emergencias ucraniano.
"Se encontraron los cuerpos de 21 personas, dos de ellas nenes", confirmaron a través de Facebook.
Según se pudo ver en las imágenes difundidas, varias casas fueron destruidas por los bombardeos de Rusia en Sumy: “Fueron completamente borradas de la faz de la tierra. Estas son casas particulares. Lamentablemente hay víctimas. Entre ellos hay chicos”, dijo el jefe de la administración estatal regional de la ciudad, Dimitro Zhivitskii.
Ucrania había acusado a las fuerzas invasoras de violar el alto el fuego y atacar una ruta de evacuación, mientras 2 millones de personas ya habían huido del país.
“Anoche, los pilotos rusos cometieron otro crimen contra la humanidad en Sumy”, dijo el gobierno de Ucrania. “Lanzaron bombas de 500 kilogramos sobre edificios residenciales”, informaron.
“Los rescatistas aún están retirando los escombros, pero ya se confirmaron 18 muertes de civiles, incluidos dos nenes”, escribió el gobierno.
A través de Telegram, informaron que otra ciudad de la región, Okhtyrka, también había sido atacada.
“El enemigo intensifica el bombardeo de áreas urbanas, destruyendo y dañando edificios residenciales”, compartió el gobierno, diciendo que las tropas enemigas estaban apuntando a civiles “para bombardear ciudades y someterlas”.
El ataque ruso en Sumy se produjo cuando los civiles abordaron los micros para huir de la ciudad el martes, en lo que era la primera evacuación de una ciudad ucraniana a través de un corredor humanitario acordado con Rusia después de varios intentos fallidos de poner a salvo a los residentes en los últimos días.
Los residentes también abandonaron la ciudad de Irpin, donde mujeres y chicos murieron en un brutal bombardeo el domingo.
En una de las ciudades más devastadas, Mariupol, unas 200.000 personas, casi la mitad de la población de 430.000, esperaban huir.