Según dice Oliver, la cadena de restaurantes se dedica a tomar un producto que ni siquiera un perro se comería, y lo hace “apto” para el consumo humano. Pero no sólo el hecho del engaño es atroz en esta historia, el hidróxido de amonio es tóxico para el cuerpo humano. Además no se termina sin la adición de colorantes para sus productos.
Durante la entrevista Oliver demostró cómo con la grasa, piel y órganos internos se puede aprovechar para hacer una carne para consumo, y surge la pregunta: “¿Por qué una persona cuerda alimentaría a sus hijos con carne con amoníaco?” La mezcla que se consiguió como resultado del experimento era muy parecida a una baba rosa.