
Una cirugía, una infección fuerte o alguna situación de estrés inmunológico pueden activar la intolerancia al gluten en personas susceptibles a esta proteína y despertar la celiaquía, enfermedad intestinal crónica que afecta al 1% de la población mundial, para la que el tratamiento “no está en la farmacia, sino en la cocina”, según el director del Programa de Celiaquía del Ministerio de Salud porteño.
Esta dolencia produce una inflamación de la mucosa del intestino delgado, lo que ocurre porque se presenta una intolerancia inmunológica al gluten, proteína presente en el trigo, la avena, la cebada y el centeno (TACC).
“Cuando comenzaron a detectarse casos de celiaquía, a mediados de 1950, se pensaba que era una enfermedad pediátrica”, sin embargo, con el tiempo los especialistas determinaron que “puede aparecer en cualquier momento de la vida. Hay personas que son susceptibles a esta proteína, pero no presentan síntomas hasta que no se da un disparo de estrés inmunológico”, explicó el especialista.
El especialista aseguró que “una cirugía, un infección fuerte, pueden ser disparadores de esta enfermedad, en personas de cualquier edad” y agregó que también se detectaron casos luego de “trastornos cognitivos, depresión o ansiedad”.
Análisis
El funcionario afirmó que para la detección de esta enfermedad “el primer análisis es clínico, una de las formas de presentación de la celiaquía es sintomática, con desnutrición, pérdida de peso, baja estatura en los niños, diarreas, inflamación abdominal.
Sin embargo, también existen pacientes monosintomáticos o subclinicos, que tienen otro tipo de síntomas como anemia, osteoporosis, trastornos gineco-obstétricos”.
Pero además existe una tercera forma de presentación de la celiaquía que “no presenta síntomas, y para detectarla hay que pesquisar, buscar la enfermedad, muchas veces a través del cuestionario clínico. Si una persona es celíaca, sus familiares tienen el 10% de probabilidades de serlo”, precisó.
Una vez que se diagnostica la enfermedad, hay que confirmarla con “exámenes de sangre, se solicitan los anticuerpos antitransglutaminasa (tipo igA) y por último una endoscopía digestiva y biopsia duodenales.
Si se detecta una atrofia vellositaria, el intestino no tiene capacidad para absorber minerales, vitaminas o alimentos en general; en este caso se produce una respuesta autoinmune a un antígeno externo como el gluten”.
“El tratamiento para la celiaquía no esta en la farmacia, esta en la cocina, si una persona es susceptible al gluten, haciendo una dieta libre de esta proteína va a estar bien, pero en cuanto vuelva a incorporarla el organismo volverá a producir una respuesta autoinmune y el individuo volverá a presentar síntomas”, expresó.