
Desde Israel, Matías Mondschein relata su reciente visita al “Ohel” del Rebe de Lubavitch, la tumba del Rabí Menajem M. Schneerson, en Nueva York. “Fue una experiencia emocionante; esta es mi segunda vez aquí”, confiesa Matías, recordando su primera visita en 2011, hace ya trece años. La conexión con este lugar sagrado es profunda, ya que representa una fuente de inspiración y devoción para muchos, tanto dentro como fuera de la comunidad judía.
El Rebe, quien fue un destacado líder del pueblo judío, dejó un legado que trasciende generaciones. Su influencia es tal que figuras políticas como Javier Milei y Donald Trump, al ganar sus respectivas elecciones, acudieron a rezar en su tumba para agradecerle por los resultados. Estos gestos reflejan la importancia del Rebe en la vida espiritual de muchos, así como la tradición de buscar su intercesión en momentos clave.
La tradición en este lugar es clara: se acostumbra a escribir cartas con solicitudes de oración y dejar las notas en la tumba. “Es un acto de fe que une lo material y lo espiritual”, explica Matías, quien invita a todos a participar. Al rezar, se menciona el nombre judío de cada persona, junto con el nombre de su madre, o en su defecto, su nombre secular. “Si la persona no es judía, se incluye el nombre del padre”, agrega.
Matías concluye su relato con una invitación abierta: “Si quieren que lleve sus peticiones, escriban su nombre y la de sus seres queridos. Estoy dispuesto a llevar sus oraciones al lugar donde el Rebe reposa, en busca de bendiciones y esperanza”. Para ello, los interesados pueden responder a su comentario o enviar un correo a [email protected].