Josefina Lobo Ortiz, licenciada en nutrición, notó que “la nueva era del argentino se resume en una palabra: ‘ajuste’”, y que esta conlleva a otra: “límites”.
Nuevo Diario habló con la licenciada, quien se refirió a la repercusión a nivel nutricional del ajusto económico que anunció la semana pasada el ministro de Economía, Luis Caputo.
“Limitarse implica renunciar a muchos gustos y placeres que nos dábamos dentro de un libertinaje que nos llevó a resultados poco beneficiosos para el futuro, a nivel económico, y que va a repercutir en la salud. Podrán pasar muchos gobiernos, pero el terreno de conciencia mental y cultural depende de uno mismo”, introdujo.
Según el Ministerio de Salud de la Nación, seis de cada diez argentinos presentan exceso de peso. “¿Qué hicimos durante todos estos años, mientras el declive económico venía?, ¿Cuántas veces guardaste alimentos ricos nutricionalmente en la mochila de su hijo? ¿Cuántas veces en la semana consumiste frutos?”, se preguntó.
“Algunos dicen ‘está muy caro’, pero consumen todos los días una bebida gaseosa o alcohol en los fines de semana —amplió Lobo Ortiz—. Allí es donde nos damos cuenta que el terreno mental del ser humano se cultiva acorde a las prioridades de placer y no de necesidad nutricional”.
Según la nutricionista, “la mente no está en su claridad con sus objetivos personales”, sino, más bien, “con el disfrute inmediato de un consumo exacerbado y un déficit de gasto calórico por falta de actividad física”.
Al respecto del aumento de precios por las medidas anunciadas desde Nación, aseguró que “las normas que vendrán van a afectar según la prioridad en la que pongamos nuestra salud, organismo y cuerpo”.
¿Cómo podemos hacer para llevar una buena alimentación a pesar del contexto económico y el constante incremento en los precios de los alimentos? “Empezar a organizarnos bajo prioridades —respondió—. Eso significa tener en cuenta que nuestro objeto es la salud. Hoy en día priorizamos la ingesta de alimentos procesados, con todo los aditivos que estos tienen para poder conservarlos, hacerlos más ricos y demás”.
La nutricionista, por último, le propuso un reto a la sociedad con el objetivo de mejorar la alimentación de los santiagueños: “Por unos cuatro a cinco días evitemos los procesados y el consumo del pan. Prioricemos hacer todo en casa, ahora que se ingresa a un receso al menos en el ámbito escolar. Aumentemos el consumo de agua, y veamos la diferencia”.