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Opinión Los argentinos ???la miramos por TV???

Cuando la realidad se convierte en un show

Agustín Laje

Tribuna de Periodistas

La corrupción kirchnerista ha adquirido una dimensión de espectacularidad, en el sentido más literal posible. Como suele ocurrir con los exitosos culebrones a menudo importados, los argentinos “la miramos por TV”, esperando siempre ansiosos, casi como una expresión del más curioso masoquismo social, el próximo capítulo que promete ser, valga la redundancia, todavía más “espectacular”.

 

Bolsos tan cargados de dinero que hay que pesarlos para saber cuántas divisas contienen. “Valijeros” que dicen y se desdicen, que pasan por programas de política y del espectáculo, como si se tratara de lo mismo. Lavadores de dinero que preguntan desafiantes “¿querías show?”, para luego pedir perdón desde la prisión. Filmaciones de gente contando más de cinco millones de dólares en “La Rosadita”. En el video aparecen, entre otros, Martín Báez, Pérez Gadín y el esposo de una vedette. Lázaro Báez termina preso y procesado por quedarse con algunos (varios) millones de dólares de la obra pública. Los hijos del preso, dubitativos, sugieren por ahora tímidamente que la “jefa” de la banda era la propia Cristina. Y algo no menos importante: que el juez que tiene la causa se paseaba por Olivos.

 

Por otro lado, bolsas con 9 millones de dólares se “revolean” dentro de un monasterio. Se trata de López, el segundo de De Vido, el ex ministro procesado por la tragedia de Once en la que murieron 51 personas. López es visto “in fraganti”. Lo detienen. Pide cocaína. Su abogada alega problemas psiquiátricos. Su abogada termina en “el Bailando”, con Marcelo Tinelli. En paralelo, se encuentran tres criptas (¿o “bóvedas”?) dentro del mismo monasterio donde López arrojaba “sus” dólares. Las monjas no saben mucho, por supuesto, aunque han vinculado a Alicia Kirchner, la hermana de Néstor.

 

Casi al mismo tiempo, traen desde Paraguay a Pérez Corradi, el prófugo por el triple crimen de General Rodríguez. Usan a un doble del reo para bajarlo del avión, temiendo que lo masacren al llegar a Argentina. Al verdadero reo lo visten de policía, y lo ponen a cubrir al falso reo. Pérez Corradi se deschava y señala a Aníbal Fernández y a Ricardo Echegaray como los funcionarios políticos vinculados al tráfico ilegal de efedrina en el país. No es el primero que lo dice: Martín Lanatta, desde la cárcel y antes de fugarse, ya lo había confesado también por televisión.

 

Dicen que muchas veces la realidad supera la ficción. El problema es cuando la realidad se vuelve espectáculo, pues aquélla se convierte en reality show. Es decir, la realidad pierde parte de su sustancia y de sus efectos, que son arrebatados por el show. Y las víctimas de la realidad van despojándose de su condición de víctimas para ocupar el lugar (masoquista, ya lo dijimos) de ansiosos espectadores “pochocleros”.

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