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La superficialidad y los estereotipos en la película “La sustancia”, horrorosamente atractiva

Por WEC (Ilustrador digital y Periodista) - Una película del subgénero de Horror corporal, protagonizada por Demi Moore, Margaret Qualley y Denis Quaid

Quien haya visto ya “La sustancia”, puede entender que no es una película para comer en la sala; o a menos que seas alguien difícil de impresionar. Sí, tiene muchas escenas fuertes y que generaron en muchos espectadores náuseas y hasta descomposturas. Pero de que tiene un abordaje interesante, lo tiene y una mirada mucho más profunda de lo que se plantea. Pues despojándonos del subgénero, las actuaciones de Moore, Qualley y Quaid, la temática subyacente de la trama es sin dudas la gran encrucijada en que vivimos: lo superfluo de los estereotipos.

La superficialidad influenciada con las tendencias y la cultura de hoy en día, que convive con los estereotipos de belleza, juventud y estilos, además de una cuota obviamente de canones de belleza. Mandatos culturales, sobre todo, de lo que es agradable o no al ojo, y sobre lo bello o feo. Como si fuese que no hubiéramos superado eso ya, esta película nos pone sobre la mesa eso. Que, en la industria de los medios, la televisión por ejemplo, la apariencia física-externa de una persona puede llegar a determinar su futuro laboral o hasta financiero. Como si fuese la persona, un personaje que debe venderse como un producto en las góndolas.

Las góndolas son cada pantalla de dispositivos tecnológicos, los televisores lo eran hasta hace cinco años por lo menos; y ahora, ocupan ese rol, los celulares, las computadoras o los mismos televisores Smart. Y los seres humanos que se venden, cual mercancía, pueden verse envueltos en cualquier plan para poder mantenerse vigentes.

Producción y trama

Es una película de terror corporal, dirigida, escrita y coproducida por Coralie Fargeat. Protagonizada por Demi Moore, Margaret Qualley y Dennis Quaid. La trama sigue la vida de una famosa Elisabeth Sparkle (Moore), que enfrenta la dura etapa de la decadencia luego de haberse acostumbrado a vivir entre el lujo, los halagos, el apogeo de su éxito y el cariño de la gente. Pero, para no dejar ese mundo, se ve envuelta en una propuesta intrigante al decidir consumir un suero del mercado negro que crea una versión mucho más joven de sí misma, pero con efectos secundarios inesperados.

Es una coproducción internacional entre Estados Unidos, Francia y Reino Unido, se rodó en Francia en un período de 108 días. Optó por los efectos prácticos, con el uso extensivo de maquillaje protésico, tomas insertadas, una variedad de decorados y aproximadamente 21.000 litros de sangre falsa.

El diseño protésico incluyó una serie de trajes, marionetas y maniquíes grotescos e hiperrealistas para la transformación inducida por la sustancia del personaje de Elisabeth. La cinta se ha convertido en un éxito comercial y ha logrado muy buenas críticas. La actuación de Qualley ha sido destacada y la de Moore es, y me adhiero a lo que han dicho muchos especialistas, la mejor de su carrera.

La fotografía principal se llevó a cabo íntegramente en Francia, con un equipo totalmente francés a excepción del director de fotografía Benjamin Kracun y el compositor Raffertie (ambos del Reino Unido). Las escenas de estudio se filmaron en los Studios d'Épinay en Seine-Saint-Denis, Île-de-France, cerca de París, el estudio histórico donde Jean Cocteau filmó “La bella y la bestia”, mientras que las escenas exteriores que se duplicaron para simular Los Ángeles se filmaron en la Costa Azul. Francia fue seleccionada para acomodar el extenso cronograma de rodaje de la película debido al trabajo de efectos prácticos, con el reembolso de impuestos del 40% para producciones internacionales (TRIP) del país también proporcionando un incentivo.

El elenco originalmente incluía a Ray Liotta, pero Liotta murió en mayo de 2022 y fue reemplazado por Dennis Quaid tres meses después del inicio del rodaje. La llegada de Quaid trajo una "inyección de energía" al set, agregando una nueva dinámica al elenco. Fargeat bromeó en una entrevista que para la escena del almuerzo de Quaid con Demi Moore, consumió aproximadamente 2 kilogramos de camarones.

Un sueño y una maldición

El sueño de la juventud eterna, quizás se haya planteado desde tiempos remotos, pero es un tema que incluso los cuentos antiguos o fábulas infantiles han tratado. O quién no recuerda la ambición de la malvada Bruja de Cenicienta por ser la más bella, bueno, con su consecuente envidia a la protagonista que representaba es juventud y hermosura que ella quería alcanzar, pero que había perdido por el paso del tiempo.

Bueno, todos los seres humanos deben enfrentar en cualquier momento, el paso del tiempo y todos los “golpes” o “achaques” que son propios de eso, el paso del tiempo. Entonces, una mujer que ha sido considerada durante muchos años como la más bella, de un momento a otro tiene que ceder ese lugar frente a otras mujeres mucho más jóvenes, y hasta más atractivas según el tiránico y drástico “ojo” de la audiencia, o el público.

Entonces, esos sueños, los lujos, las comodidades, los halagos y el amor del público, hacen que Elisabeth no quiera dejar todo eso. Bueno, es muy difícil despojarse de un lugar de luz para pasar el resto de tu vida en las sombras. O dejar de formar la primera línea, para ser parte de la segunda fila o cualquiera mucho más atrás. En pocas palabras, pierde el amor de los demás y se va hacia otra.

Lo superfluo

Un punto interesante a tener en cuenta, y que nos deja esta película para analizar, tiene que ver con “el valor” que mucha gente le da a los estereotipos. Es decir, los modelos de belleza cumplen distintos requisitos para ser aceptados y amados. Y eso termina siendo, al final de cuentas. La gran problemática humana: buscamos ser aceptados, mirados-admirados y amados ¿No es mucho? Bueno no, porque eso explica lo catastrófico que llega a ser para algunas personas el desprecio o el olvido, cuando dejas de ser útil a algún producto o momento determinado.

Por eso, lo que plantea esta película, va mucho más allá de lo cruel que puede ser la industria de medios y de lo que es capaz de hacer una persona para seguir siendo aceptada. El paso del tiempo es innegable e imbatible, no se puede evitar, y es mucho más duro que cualquier otra cosa.

La mirada sobre la belleza y la fealdad se reduce a las apropiaciones culturales que cada comunidad realiza sobre su identidad, sus costumbres y sus lenguajes. No son azarosas, sino responden a los artilugios de grandes industrias globales para poder vender más y ganar mucho más a costas de millones de personas. Es una infraestructura sólida, maquiavélicamente armada, pero que muchas personas no aceptan como tal o que incluso –y peor aún– no la reconocen o identifican. He ahí lo peligroso para cada uno. Lo peligroso está en el nivel de invisibilidad que tienen los hilos de todas estas marionetas.

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