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Opinión Protestar es de "casta"

Manifestantes detenidos fueron trasladados a cárceles federales

Según el Gobierno de turno, nada es más democrático que acusarlos de sedición a protestantes y trasladarlos a penales federales. Al parecer, manifestarse es de "castas". El artículo de opinión por la Redacción del Nuevo Diario.

La democracia, ese gran invento que nos permite alzar la voz, manifestarnos y, por qué no, desafiar al Gobierno de turno cuando creemos que las cosas no van bien. Bueno, al parecer, la democracia ha evolucionado en Argentina. Ahora, alzar la voz se traduce en “sedición” y manifestarse contra una ley implica “intento de golpe de Estado”. ¿No es maravilloso? Brian Ortiz, un joven estudiante de historia que rapea en los trenes, terminó siendo ascendido a terrorista.

La detención de Brian y otros 32 manifestantes durante la movilización contra la Ley Bases nos muestra cuán atentos están nuestros líderes a las necesidades del pueblo. En lugar de escuchar sus quejas, el Gobierno nacional ha decidido tomar medidas drásticas. Porque, claro, nada dice “democracia” como arrestar a estudiantes y jubilados, acusarlos de sedición y trasladarlos a penales federales.

La jueza María Servini y el fiscal Carlos Stornelli están desempeñando papeles clave en este drama judicial. Stornelli, mostrando una creatividad sin límites, ha imputado a los manifestantes con 15 delitos, entre ellos, el de “sedición”. ¿Quién sabía que manifestarse podría generar tantas oportunidades para infringir la ley? Uno se pregunta si respirar también podría ser considerado un acto subversivo o terrorista para el Gobierno de Milei.

Los familiares de los detenidos, obviamente desconcertados, han confirmado que sus seres queridos fueron trasladados a las unidades penales de Marcos Paz y Ezeiza sin previo aviso. Un toque encantador, que añade al suspenso y la intriga del proceso judicial. Lucila Adano, hermana de uno de los detenidos, contó entre lágrimas cómo su hermano fue llevado sin informar a la familia.

Y mientras las familias lidian con esta situación kafkiana, el país observa en asombro. ¿Cómo llegamos aquí? ¿Cuándo exactamente se convirtió la protesta en un crimen digno de las cárceles de máxima seguridad? La respuesta, al parecer, radica en una nueva narrativa gubernamental que ve en cada voz disidente un potencial golpista.

La situación nos recuerda a épocas oscuras que muchos lectores preferirían olvidar, o no recordar. La persecución judicial, las falsas acusaciones, la incomunicación y los traslados secretos son tácticas que parecían haber quedado en el pasado. Pero, como dice el dicho, la historia tiende a repetirse, primero como tragedia y luego como farsa. En este caso, estamos viviendo la farsa de un Gobierno que decía que iba contra la "casta", al parecer todos éramos "castas".

Y todo esto, alimentado por un gobierno que, según se reporta, ve fantasmas de golpe de Estado en cada esquina. Las redes sociales se han convertido en el nuevo campo de batalla donde las fake news se propagan y la paranoia se alimenta. El Gobierno de Javier Milei parece haber adoptado esta estrategia con entusiasmo, viendo conspiraciones en cada esquina y enemigos en cada manifestante.

 

Protestar es de "casta"

Así que, queridos lectores, tomen nota. La próxima vez que sientan la necesidad de protestar, recuerden que podrían terminar en una cárcel federal, acusados de crímenes que ni siquiera sabían que existían. La democracia ha hablado, y aparentemente, tiene un nuevo lema: "Protestar es un lujo que no podemos permitir".

Mientras tanto, el país espera ansioso la decisión de la jueza Servini sobre la liberación de los detenidos. Quizás en un giro inesperado, la justicia prevalezca y estos 33 “sediciosos” puedan volver a sus vidas. Hasta entonces, sigamos observando este teatro del absurdo, donde manifestarse es un crimen y el rap en los trenes puede llevarte a Ezeiza.

DS

DS Milei Politica
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