“¿Por favor, podría llevarme al hospital? Me han hincado”, le manifestó Nahiara Ayelén Gorosito, la tarde del 6 de enero de 2022, a un remisero que circulaba por la calle 25 de Mayo de La Banda. Esas fueron las últimas palabras de la joven de 18 años, quien terminó muriendo antes de esa medianoche en el hospital Regional, a causa de las gravísimas heridas. El receptor del pedido fue el remisero Cristian Etchegoyen, quien ayer fue uno de los testigos que declaró en la primera jornada del juicio por el asesinato de la universitaria y que tiene sentado en el banquillo de los acusados a Diego Garzón, conocido como “Guachín” y residente en el barrio El Brete.
El remisero afirmó que se dirigía hacia el barrio Mama Antula por un pedido, ocasión en la que la joven se cruzó y le hizo señas. “Se tomaba el pecho con la mano”, reveló. Le abrió la puerta y la joven lesionada ascendió, aunque segundos después se desvaneció sobre los asientos traseros. Dijo que la llevó a la base de la Prevención de la Departamental 5, ubicada a 4 cuadras, donde contó lo sucedido y pidió ayuda médica; sin embargo, como demoraba la ambulancia, un patrullero le abrió camino al remisero y la trasladaron al CIS. Seguidamente fue derivada a la ciudad Capital, donde perdió la vida.
El filo del cuchillo carnicero le atravesó el corazón, el pulmón y el hígado, detalló la fiscal Cecilia Guido durante el alegato de apertura, ocasión en la que acusó a Garzón de homicidio criminis causa; o sea, asesinó a la víctima para concretar el robo y lograr la impunidad. Calificó el crimen como un “total desprecio por la vida”.
Expuso que Nahiara esperaba el colectivo en 25 de Mayo y Calle 7 para dirigirse al gimnasio. Garzón le exigió la entrega del celular, la joven se resistió y el asesino le clavó el cuchillo en un “accionar despiadado”, “mató para robar”. Se apoderó del aparato y se dio a la fuga; arrojó el cuchillo a 200 metros, en el patio de una casa, y continuó la huida, a pesar de que un vecino trató de atraparlo y otro le arrojó un casco que impactó en su espalda.
La fiscal afirmó que Garzón había salido de su casa vistiendo una campera, a pesar del calor que hacía, pero era para ocultar sus tatuajes para no ser identificado, el cuchillo que llevaba y sacarse la prenda para no ser ubicado. En efecto, tras el crimen, la campera fue quemada en su casa y le pidió a su hermano que lo llevara a la localidad de Los Véliz, a una casa de parientes, donde fue detenido posteriormente.
