
Con poco entusiasmo y preocupación por la institucionalidad. Así espera el círculo rojo el anuncio anuncio oficial del nuevo blanqueo que Javier Milei y Luis Caputo anticiparon en las últimas semanas, con el fin de contribuir a la reactivación de una macroeconomía seca de pesos. El ministro de Economía dijo hace ya tres semanas que el Gobierno preparaba una medida "para fomentar el uso de los dólares del colchón", pero pocos detalles se conocieron desde ese momento.
Al contrario, lo que más hubo es ruido. Especialmente, a partir de que Milei admitiera tácitamente ayer que permitirá el lavado de dinero de parte del narco. "Al narcotráfico usted lo combate con el Ministerio de Seguridad y el de Defensa. No usa la economía para combatir el otro delito", afirmó.
También buscó ser categórico sobre la laxitud de la medida. "La idea es que nadie pregunte de dónde usted sacó los dólares. Las cuestiones de la economía se arreglan en la economía, y las de otro tipo se arreglan en el plano jurídico y legal", insistió.
Pese a ello, el Gobierno se preocupa por mostrar que la iniciativa de vincula fundamentalmente a los dólares del colchón en manos de los pequeños contribuyentes. Es decir, dinero de evasores, pero no de delincuentes.
La cuestión se volvió uno de los temas más mencionados en los pasillos de la Convención Anual de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham), que se realizó este martes en Retiro.
El empresariado ante el nuevo blanqueo de Caputo y Milei
Pero, lejos del optimismo, el tema fue recibido más bien con preocupación por las grandes empresas. En su deriscurso de apertura, el saliente presidente de AmCham, Facundo Gómez Minujín, advirtió que "no se trata solo de bajar impuestos, sino de hacerlo de manera inteligente: ampliando la base tributaria, reduciendo la evasión y formalizando la economía". La expectativa, de hecho, pasa por si el titular de la cámara le preguntará por el tema al propio Caputo en la presentación que el ministro ofrecerá a la tarde.
La sensación no era diferente para los ejecutivos que circulaban por los pasillos del Centro de Convenciones de Buenos Aires. Buena parte del tono de preocupación que se percibe es producto de cómo caerá esta medida ante organismos internacionales. "Es un tema el GAFI", se repite entre los asistentes.
Es por eso que el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, aclaró en su exposición que "el deseo fundado y bueno para el país de que vuelva el dinero de los colchones". Y siguió: "Que se compren inmuebles es legítimo. Pero no de cualquier manera. Hace un mes se estudia el mecanismo para que sea legítimo y de ninguna manera controvierta las nomas GAFI u OCDE".
Otros, sin embargo, remarcan que un blanqueo de amplias características, como parece ser el que se está preanunciando, va no solo contra las pautas del FMI sino contra el mismo acuerdo firmado con el organismo en abril. Quizás es por eso que, hasta ahora, el Gobierno evitó denominarlo públicamente "blanqueo" como tal.
Quienes no están intranquilos con las repercusiones de esta próxima medida, en todo caso son más bien indiferentes. Un representante de una energética de primer nivel señaló que a su sector, como ocurre con la mayor parte de los grandes jugadores, no le cambiará nada a nivel inversiones debido a que todo el flujo que mueven es en blanco. A lo sumo, el nerviosismo vuelve por el lado de "respetar lo institucional", señala.
Algunos sugieren que el Gobierno, pese a lo que dijo Milei ayer, tendrá que moderar la amplitud de la medida para no contravenir las normas internacionales. Sobre todo cuando Estados Unidos no está aceptando transferencia de dinero sin declarar desde cuentas argentinas.
Así, lo que reina es la desconfianza y la idea de que, al menos preliminarmente, parece ser un virtual blanqueo con menos estructura jurídica que el aprobado en septiembre. Uno de los puntos de incertidumbre en ese sentido es cuál será, si la habrá, la fecha límite para volcar los dólares al sistema, y si existirá algun tipo de penalización impositiva o no.
Lo mismo se augura respecto a las pymes. Un consultor de diálogo con las pequeñas empresas estima que muchas no querrán atreverse a blanquear su dinero a sabiendas de que una reglamentación de la ARCA, que no pase por el Congreso, será judicializada tarde o temprano.
La única visión positiva del blanqueo, señaló un abogado vinculado al sector servicios, viene de los jugadores más pequeños y más pendientes, por lo tanto, de la evolución diaria de la micro. El optimismo de ellos frente a la iniciativa viene no solo de la posibilidad de que los empleados blanqueen sus dólares en negro, sino también, admite, de que hará lo propio más de un empresario.
Con información de El Destape