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El Milagro Eucarístico argentino que el Papa Francisco fue testigo

En reiteradas oportunidades, la Eucaristía se transformó en carne en la parroquia Santa María del barrio porteño de Caballito

Ante el tiempo de dificultades por el que atraviesa el mundo entero como consecuencia de la propagación del coronavirus, Cintia Suárez, una de las autoras del libro “Mama Antula, la mujer más rebelde de su tiempo”, continúa compartiendo con todos los lectores de Nuevo Diario anécdotas de la beata santiagueña en tiempos de penumbras, como también grandes historias de fe y devoción hacia las figuras más representativas del catolicismo.

La siguiente es la preparada de forma exclusiva para Nuevo Diario: “En reiteradas oportunidades, la Eucaristía se transformó en carne en la parroquia Santa María del barrio porteño de Caballito. Ante los sucesos inexplicables, Bergoglio, que por ese entonces era arzobispo, hizo investigar el fenómeno por distintos expertos internacionales.

 

El primer suceso se registró el 1 de mayo de 1992. Una vez finalizada la misa ese viernes, un ministro de la Eucaristía advirtió que había dos trozos de hostia en el Sagrario. El sacerdote de la parroquia Santa María fue alertado apenas sucedió el hallazgo, y como se suele hacer en estos casos, ordenó colocar los restos de la Eucaristía en un recipiente con agua, adentro del Sagrario.

 

Pasaron los días y los sacerdotes curiosos esperaban el proceso de desintegración de esa hostia. Después de una semana, cuando fueron a ver se encontraron con que aquellos restos se habían convertido en sangre. Dos días más tarde, no cabía duda de que aquello que se observaba en la patena de la Comunión era sangre. La conmoción movilizó a la comunidad. La primera decisión fue mantener el silencio y avisar a las autoridades.

Aquel no sería un hecho aislado. El fenómeno de la aparición de gotas de sangre volvería a ocurrir en la misma parroquia dos años más tarde.

 

Durante la misa de niños del domingo 24 de julio de 1994, nuevamente el Sagrario sería el espacio en el que se encontrarían gotas de sangre.

 

Otro fenómeno que tendría como protagonista al “Cuerpo de Cristo” en el mismo templo, se registraría la tarde del 18 de agosto de 1996. Mientras se celebraban las fiestas patronales de la Asunción de la Virgen María, una vez finalizada la distribución de la Comunión, una mujer se acercó al padre Alejandro Pezet para informarle que en un candelabro cerca de una imagen de Cristo tallado en madera había encontrado una hostia profanada.

 

El sacerdote ordenó el procedimiento establecido para estos casos y la hostia fue colocada en un recipiente con agua en el Sagrario de la capilla del Santísimo Sacramento, tal como se había hecho años atrás. Apenas trascurrieron unas horas hasta que la hostia se convirtió en una sustancia sanguinolenta.

 

El actual papa Francisco, que para ese entonces era arzobispo de Buenos Aires, actuó rápidamente al enterarse y envió a un fotógrafo profesional para tomar las imágenes de la hostia convertida en carne. También el cardenal Bergoglio se encargó de hacer analizar científicamente aquel fenómeno, que si bien era conocido por la comunidad, se manejaba con suma discreción. Primero un laboratorio porteño estableció que la muestra se trataba de células humanas rojas y blancas de sangre y de tejido de un corazón humano. Además, los especialistas advirtieron que el tejido parecía estar aún con vida, ya que las células se movían o latían como lo harían en un corazón humano vivo.

 

Jorge Bergoglio no se quedaría solo con esta explicación, sino que solicitó del exterior la presencia del Dr. Ricardo Castañón Gómez, un especialista en milagros eucarísticos en el mundo. Una vez ante la presencia del pedazo de carne sangrante, el Dr. Castañón Gómez tomó una muestra y la envió a Nueva York para una pericia.

 

En los Estados Unidos, la muestra la recibió un cardiólogo y patólogo forense, el doctor Frederic Zugibe, quien no conocía el trasfondo de la procedencia del material, por lo cual hizo una pericia a ciegas. Este especialista determinó que “el material analizado es un fragmento del músculo del corazón que se encuentra en la pared del ventrículo izquierdo, cerca de las válvulas”.

 

Lo verdaderamente llamativo es que el especialista argumentó que el corazón estaba vivo, ya que las células blancas de la sangre mueren fuera de un organismo vivo, y lo más sorprendente fue que aclaró que el corazón había estado bajo estrés severo, como si el propietario hubiera sido severamente golpeado en el pecho. Una de las personas que llevó la muestra luego del dictamen médico le explicó al doctor Zugibe que la muestra analizada se trataba de una hostia consagrada, es decir, pan blanco, sin levadura, y que había permanecido en agua durante un mes antes de la mutación en carne. El especialista norteamericano solo pudo concluir: “cómo y por qué una hostia consagrada puede cambiar su carácter y convertirse en carne viva y sangre humana seguirá siendo un misterio inexplicable para la ciencia, un misterio totalmente fuera de mi competencia”.

Este fenómeno sucedido en la Argentina, que tuvo como testigo al papa Francisco, quedó en la historia como un signo y se mantiene sin explicación científica hasta ahora, mientras que desde la fe se lo llama el Milagro Eucarístico”.

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