Pasadas las 2.30, coros, cantos, rezos y fervor mariano impulsaron a miles de peregrinos que recorrieron desde Manogasta —donde se estaba efectuando la vigilia— hasta Silípica para el encuentro con más de 5.000 devotos que estaban en el templo de Mama Antula.
Con caminantes como ella, como María Antonia, a la luz de las velas y con el sonido de los caballos de más de 100 jinetes, la marcha se intensificaba a cada minuto.
Llegaron los promesantes, los que recorrieron más de 10 kilómetros, algunos inclusive descalzos como la hoy santa María Antonia.
Y el instante más fervoroso y de gran sentido para la fe cristiana fue cuando toda la marcha con la imagen de Mama Antula llegó al templo en el mismo momento que era pronunciada santa por el papa Francisco, ante el aplauso de todos los que ya se encontraban en tierras silipiqueñas.
