Santiagueños llegaron a la Basílica para celebrar a Mama Antula

Por José Romero Silva (enviado especial, Ciudad del Vaticano).- Son muchos los argentinos que viajaron hasta el Vaticano para celebrar la canonización de María Antonia de Paz y Figueroa, Mama Antula, pero quienes se destacan entre los feligreses, sobre todo por la tonada, son los santiagueños que se agrupan para poder estar juntos y unidos en oración hoy en la Basílica de San Pedro.

María Teresa Tenti y María Silvia Cazzaniga llegaron a Roma desde Santiago (Capital). Los hermanos Eduardo e Inés Landrie nacieron en Selva y luego se fueron a vivir a otras provincias, y también están allí. Todos llegaron el viernes, entusiasmados y llenos de alegría, y compartieron con el Multimedio sus sensaciones.

“Estamos todos expectantes y siguiendo de cerca el proceso. Y bueno, el Papa nos ha dado una gran sorpresa porque se ha anunciado en octubre, y ahora estamos en febrero y ya estamos en la canonización”, manifestó emocionada Tenti.

Sobre las expectativas que les despierta la canonización, Cazzaniga expresó: “Esperamos el día com mucha emoción, por falta de tiempo, porque llegamos muy tarde ayer, no tuvimos la posibilidad de estar con el Papa y agradecerle este regalo, pero el miércoles tenemos una audiencia y allí lo haremos”.

Inés Landrie, conmovida, contó cómo es que se hizo devota de Mama Antula: “Me encontró, creo que me llamó. Una vez fui a un baño de Santiago del Estero y una chica tenía muchas estampitas y yo dije, '¿no me podés vender esa estampita?', era de Mama Antula, y ella me contó y me explicó quién era, yo no la conocía. Me dio la estampita y a partir de ahí sentí un gran amor y la empecé a seguir. Después fui a visitarla en Santiago, fui a la capilla, y después fue a Silipica. Allí hay cosas muy fuertes, hermosas, muy lindas”, confesó la peregrina.

Eduardo Landrie y Cazzaniga opinaron sobre las característica de la Santa Argentina que resaltan en estos tiempos. “Yo creo que tenemos que destacar su sabiduría y sobre todo su adhesión a la providencia divina para resignificar lo que fue quedarse sin sus padres espirituales, sin los jesuitas y transformar ese dolor, esa angustia, en un acto superador y de esperanza para dar a conocer el Evangelio entonces me parece que tenemos que aprender de ese don que ella tuvo y tratar de que se convierta en una virtud para nosotros poder transformar el dolor, el sufrimiento, los malos momentos que nos toca vivir en este momento como país para transformarlos en algo que sea bueno para todos y sobre todo con esperanza”, sostuvo Cazzaniga, mientras que Landrie apuntó más a su rol como mujer y su apuesta por los mas necesitados: “Resaltó el el trabajo social que ella hizo, yo soy trabajador social, en la universidad nos tocó declararla Doctora Honoris Causa y nos pidieron que hagamos como alguna suerte de comparación desde esos años a ahora y por ahí muchas de las disciplinas académicas que existen hoy podemos decir que ella fue pionera en cierto modo los ejercicios espirituales era una forma de trabajo comunitario, grupal así que creo que todo eso es un valor que yo rescato en ella siendo mujer por un lado y en la época en la que vivió su vida, su lucha, su proceso”.