"Hola amigos, quiero compartir en este sitio la experiencia que tuve hace unos años, yo volvía de trabajar en horas de la noche. En ese tiempo trabajaba de mozo de una parrillada céntrica y un compañero mío me acercaba en su motocicleta hasta unas cuadras cerca de donde vivo", comienza.
"Era una noche fría, y lo último que deseaba a esa hora era tener que recorrer las calles de tierra cercanas a mi barrio. En esa zona por ese tiempo había muchos terrenos baldíos detrás de la villa Mariano Moreno. Miré el reloj para ver la hora, y eran casi las tres de la mañana. Venía solo por la calle, cuando a unos metros delante de mí vi a una mujer parada sobre un montículo de tierra, vestida con ropa liviana, cuando yo venía doblado de frío...", sigue.
"No logré verle el rostro, pero su piel era muy blanca, lo recuerdo muy bien. Me llamó la atención la hora que era y cómo estaba vestida. No sé cuanto tiempo la miré, pero quedé inmóvil. Intenté moverme pero mis músculos no obedecían a mi cuerpo, ni siquiera podía parpadear, no podía dejar de ver a esa mujer, mis ojos no se movían", detalla.
"Ella comenzó a caminar hacia donde yo estaba con un paso lento y torpe, cuando escuché una voz tenue, suave, que algo susurró. Era esa mujer. Desesperado, lancé todos los rezos que conocía y me encomendé a todos los santos. Esta criatura lanzó una carcajada terrorífica, y mientras se acercaba a mi yo sentí que me orinaba. Quería que se fuera y salir de ese lugar, estaba consciente de todo lo que pasaba...", relata.
"En mi desesperación, recordé una oración que mi abuela siempre rezaba sosteniendo su crucifijo. Intenté evocar las palabras, intenté recordarlas exactamente como eran en mi cabeza... Pensé en ellas con todas mis fuerzas hasta que algo recordé y empecé a decir la oración de San Benito", narra.
"Fue en ese momento en el que este ser pareció retorcerse y vi como sé empezó alejar en pequeños pasos, lentamente, hasta desaparecer por completo. Ahí recuperé el control de mi cuerpo. Solo sé que fueron minutos de mucho miedo", manifiesta.
"Hoy, después de tanto tiempo, no pude olvidar esa situación que viví, y lo que es peor... Hay algo que no me deja dormir en paz por las noches, y es que cuando estoy a punto de dormir, puedo escuchar la risa malévola de ese demonio burlándose de mí... Fue realmente aterrador", concluye.
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