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Opinión Reflexiones sobre un concepto impuesto por la crisis económica

Sobre la pobreza: ¿Qué significa?

por Hernán Bernasconi

 

Infobae

 

 

 

En lógica el término “pobreza” es una relación. En lógica a los tipos o categorías de objetos se las designa “cosas”, “propiedades” o “relaciones”. Del mismo modo como lo son términos tales como alto (en relación a bajo), padre (en relación a hijo) o adiestrador canino (en relación con los perros). No se puede hablar de padre en general si no en relación al término hijo y si decimos “baja potencia” relacionamos esa expresión con “alta potencia” y así.

 

De igual modo se es pobre en relación con quien no lo es, a quien llamamos rico. Se dice que alguien es pobre o rico de acuerdo a lo que tiene (bienes, saberes, amor, etc). Es decir que siempre se relaciona con el “tener” y no únicamente con tener dinero sino también con tener otros medios o posibilidades. Conocimientos, bienes materiales, vida espiritual, condiciones deportivas, etc. En el ámbito del saber yo soy paleontólogo si he adquirido conocimientos y experiencia en la disciplina que estudia los fósiles con el fin de investigar las antiguas formas de vida y su medio ambiente.

 

Dicho de otro modo, en tanto “tenga” saberes superiores que acrediten mi experiencia y dedicación puedo decir que “soy” paleontólogo (más allá del título que lo certifica) y en ese ámbito soy “rico” aunque sea pobre en el ámbito económico ya que en nuestro país hay muy poco trabajo para esta clase de expertos y se les paga muy mal. En cambio si se es ignorante en ese campo se dirá que en materia de paleontología se es muy “pobre” aunque económicamente sea “rico” porque el sujeto en cuestión haya heredado una fortuna de sus ancestros. Según una media aceptada en el ámbito económico soy rico si “tengo” posibilidades para adquirir más de lo necesario para mi subsistencia y la de mi familia y cuando no las “tengo” soy pobre.

 

Y así Santa Teresa de Calcuta tuvo una inmensa riqueza espiritual aunque fuera carente en el plano económico como San Francisco de Asís, que renuncio a los bienes materiales y consagró su vida a ayudar a los otros.

 

Claro que quien es rico espiritualmente también puede serlo en el campo económico. Podemos imaginar que el Buen Samaritano fuera un próspero comerciante -en rigor de verdad no lo sabemos -y no estaríamos introduciendo ninguna contradicción en la parábola (Lucas 10: 25-37 ). O sea que la pobreza siempre es relativa a un portador, un sujeto y un ámbito.

 

El portador es siempre un ser humano. Sujeto es la sociedad y para no complicar el tema preferimos descomponer el sujeto colectivo en “los otros” que forman parte de la sociedad en tanto personas individuales, es decir seres conscientes que son quienes ven, oyen y deciden acompañar al pobre, evitarlo o explotarlo. Los ámbitos son diversos y cuando nos referimos a la pobreza en el ámbito económico, aún más hoy en el contexto de las sociedades capitalistas en las que vivimos, la pobreza o la riqueza está medida por los medios necesarios para adquirir los bienes, es decir el dinero. Por eso decimos que el hombre rico tiene más posibilidades que el hombre pobre.

 

Estas posibilidades del ser —desde la ontología— es un asunto que parece estar vinculado con el tema de la potencia. Posibilidad que es el poder hacer a partir de lo que uno es, es decir, desde lo que el hombre posee en su naturaleza (o le toca) y despliega, considerando también y al mismo tiempo la situación concreta de la que el hombre viene, y donde el hombre se encuentra. Hoy es imprescindibles ahondar en el drama socioeconómico de la pobreza y la alarma mundial que está generando.

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