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Opinión La marcha de la economía será clave

Por ahora, el macrismo está muy lejos del paraíso

Guido Braslavsky

La Corte Suprema lo hará de manera elegante, sin quedar expuesta a sospechas de nueva “mayoría automática” como la que gozó el menemismo, pero en algunas semanas —se afirma que en agosto— tomará la medida de fondo de dejar correr el aumento de tarifas de gas aplicado por el Gobierno, que acaba de ser frenado en todo el país por la Justicia platense.

 

La Corte fijaría algunas condiciones, como la realización de audiencias, en un fallo que buscará ser elusivo y nunca estruendoso. No hay “error” en los aumentos de 1000 por ciento: hay una mirada conservadora convencida de que esta es “la medicina” apropiada. Como expresó el senador Federico Pinedo, tercero en la sucesión presidencial, “si no aumentan tarifas aumenta la inflación”. Hay un impacto hasta cultural en el modo de hacer política del macrismo, en comparación con los largos años de gobiernos K.

 

Los problemas del Gobierno con una economía que no arranca, y con los efectos del ajuste, tienen un soporte fundamental en los gobernadores, y en el sindicalismo. Los grandes dadores de gobernabilidad. Ambos la necesitan: los primeros porque sean del signo que sean, podrían ser los primeros arrastrados con una eventual crisis —se ve ya en los problemas de las provincias “inviables”—, los segundos también precisan que las cosas funcionen y contar con afiliados que alimenten las obras sociales, la base de su poder.

 

Esto el Gobierno lo ha comprendido: diálogo con todas las provincias, luz verde al endeudamiento y a soluciones a sus problemas de deuda (esto último posibilitó la aprobación en el Senado del blanqueo de capitales y pago a jubilados); pago en cuotas de los fondos adeudados para las obras sociales en el caso de los segundos, el “gran pacificador” que hizo que quedara en el olvido toda vendetta por el veto de Macri a la ley antidespidos. Y así transita el macrismo: 18 leyes aprobadas en lo que va del año, entre estas, varias claves como el acuerdo con los fondos “buitre”; el blanqueo de capitales; o la aprobación de los dos nuevos miembros de la Corte. No hay milagro de un gobierno en minoría, sino negociación. Y ayudado en que la oposición que iba a ser más activa, el cristi-kirchnerismo, se desgaja a velocidad del rayo, cercada por causas judiciales de corrupción y el hundimiento que implicó la cinematográfica caída del ex secretario José López.

 

Todo va rápido, pero el macrismo está muy lejos del paraíso. Las elecciones del año próximo podrán acercarlo, permitiéndole triunfos que consoliden su poder y sus números en el Congreso para no depender de hacer permanentes concesiones. La evolución de la economía será la clave.

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