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Opinión Por redacción del Nuevo Diario

La odisea de la ministra sin saldo y el diputado que "putea" a los trabajadores

Mientras esperamos el próximo capítulo de esta tragicomedia nacional que es la política oficialista, recordemos que la realidad a menudo supera a la ficción. Veamos estas situaciones que pasaron hoy.

Bienvenidos al país de las maravillas, donde los funcionarios públicos viajan en el transporte público, pero no tienen saldo en la tarjeta SUBE, ya que ni recuerdan cuando fue la última vez que se subieron a un "bondi" y los diputados insultan a los trabajadores en lugar de representarlos, por el derecho a manifestarse por su algo no les gusta. Parece que en esta tierra de contradicciones, el sentido común es un bien escaso y la ironía es el pan de cada día.

La mañana de hoy comenzó con un paro nacional, pero también con episodio digno de una comedia absurda cuando la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, intentó abordar un colectivo en la estación Constitución. Con la noble intención de evaluar el impacto del paro general convocado por la CGT, la funcionaria se encontró con un pequeño obstáculo: la tarjeta SUBE que le prestaron no tenía saldo. "¡No tiene saldo, viejo! ¡Es un caradura, no tiene saldo!", exclamó la ministra entre risas antes de devolver la tarjeta y bajarse del transporte público. Uno podría preguntarse cómo una ministra encargada de la seguridad del país no tiene ni siquiera saldo en su tarjeta para viajar en colectivo. Pero bueno, en este país del revés, las sorpresas no dejan de sorprender.

Pero la jornada no terminó ahí. No contento con la actuación de la ministra, el diputado oficialista José Luis Espert decidió elevar el tono de sus críticas hacia la CGT, calificándolos de "Sindigarcas, hijos de put*". Sí, así como lo leen, un representante de los Estados Unidos Argentinos, porque están enamorados del país con franjas rojas y blancas. En lugar de buscar soluciones o dialogar con los trabajadores, parece que nuestro honorable diputado prefiere optar por la vía del insulto y la confrontación. ¿Quién necesita diálogo y consenso cuando se puede despotricar en redes sociales?

En este país del revés, donde los ministros no tienen saldo para la SUBE y los diputados insultan a los trabajadores, cada día es una aventura, ya no solo es luchar para llevar el pan a la mesa, sino para no reírse por las actitudes de las autoridades nacionales. Tal vez pronto veremos al presidente bailando salsa en un programa de televisión, de Estados Unidos (obviamente, porque no da entrevistas a medios nacionales) o a un senador debatiendo sobre física cuántica en el Congreso, no nos tiene que sorprender nada ya querido lector del Nuevo Diario. Quién sabe, en esta tierra de contradicciones, cualquier cosa es posible.

En fin, mientras esperamos el próximo capítulo de esta tragicomedia nacional que es la política oficialista, recordemos que la realidad a menudo supera a la ficción. Y en un país del revés como el nuestro, nunca sabemos qué sorpresas nos deparará el futuro.

 

 

DS

DS Opinión Bullrich
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