Cosas del periodismo. Eso de andar hurgando datos de fuentes oficiales y extraoficiales. Aquello de contrastar el relato con los datos. La molestia permanente de sacar a la luz lo que es evidente y, que por tal, pocos ven.
En la conferencia de prensa matutina, el vocero presidencial Manuel Adorni se mostró sorprendido cuando, de fuentes oficiales, el relato del gobierno se dio los dientes con un canto con la realidad ante la pregunta de un periodista.
En el contexto del escándalo por la no entrega de alimentos que tiene en un hilo la permanencia de la ministra de Capital Humano Sandra Petovello, en un país en el que según datos del observatorio de la UCA hay un 55 por ciento de pobres; a un periodista se le ocurrió preguntar por la compra varias veces millonaria de alimentos destinados a las Fuerzas Armadas en esferas del ministerio de Luis Petri.
Fue Ari Lijalad, escriba del portal El Destape quien publicó una investigación de fuentes oficiales (comprar.ar) en la que se devela una insólita operación multimillonaria para adquirir 84 kilos de salmón rosado, 203 kilos de bifes de chorizo, 383 kilos de asado, 80 kilos de queso sardo y 84 kilos de jamón crudo, entre otras exquisiteces por unos 200 millones de pesos por parte del Estado Mayor Conjunto.
Adorni, mudo. Solo atinó a decir “me acabo de enterar por vos, no leía el portal Comprar, así que no tengo el dato, lo averiguo y te doy la respuesta para ver a qué se debe la compra”.
Una vez más, el Gobierno ensayará una explicación del absurdo. De cómo los jefes militares de este país comen jamón crudo mientras se llenan de gorgojos toneladas de alimentos que Petovello se niega a entregar a los comedores de pobres.
No es que esté mal comer bien. Lo obsceno es que a costa del Estado la abundancia de algunos choque frontalmente con el estómago vacío de otros, con recursos de la sociedad.
Pero eso no es todo. El portal comprar.ar, de acceso público, devela más sorpresas. Hoy, 12 de junio de 2024, el Estado Mayor General de la Armada, abrirá los sobres de una licitación privada para el servicio de mantenimiento, reparación y afinación de pianos de la Escuela de Suboficiales de la Armada.
Afinar pianos. No hay plata. Algo no encuadra entre el discurso oficial y los datos de la misma procedencia.
Pianos afinados, hambres desafinados. Pobres que se suman y clase media que resta poder adquisitivo. No hay plata para las provincias. Ni para la obra pública.
Pero si hay dinero para lo que al Gobierno le interesa. Por ejemplo, las opulentas comidas de las fuerzas armadas o que la música militar suene como debe ser en un país en el que “el zurdaje” llora la escasez; en una definición que se queda corta de ideologías porque no solo son aquellos quienes la padecen, sino la casta entera.
Que resultó ser la mayoría de los argentinos y no unos pocos que estaban encumbrados en el poder y a quienes les revalidaron los títulos.
“Soy un topo que vino a destruir el Estado desde adentro”, dijo. Y lo está cumpliendo. Con creces.
