Luciano “Cushi” Herrera fue asesinado de un tiro a corta distancia realizado con una “tumbera”. Sus asesinos, de 14 y 15 años, permanecen prófugos de la Justicia. El barrio Villa Griselda está sumido en la conmoción y se prevé un nuevo enfrentamiento.
Herrera fue ultimado cerca de las 13.30 del jueves, en Pueyrredón y Buenos Aires, donde estaba reunido con sus amigos. No tuvo tiempo de defenderse y murió en el acto. A requerimiento de los fiscales de Banda y Robles, Dres. Álvaro Yagüe y María Teresa Montes, el personal de la División Homicidios y Delitos Complejos lleva a cabo las averiguaciones para detener a los homicidas.
Ayer, los restos del adolescente —que fueron sometidos a una autopsia— fueron velados por sus familiares y amigos, que le brindaron el último adiós. Posteriormente, el féretro fue trasladado al cementerio local, donde fue sepultado.
Entre lágrimas, tratando de contener a su hijo menor, Estela —madre de Luciano— reveló: “Se dicen tantas cosas de lo que pasó con mi hijo. Solo sé que arrancaron una parte de mí. Han matado una parte de mí; ojalá que se haga justicia”.
“Mi hijo era una excelente persona. No se merecía que le hicieran esto. Lo mataron sin piedad, de una manera muy fuerte”, sentenció Estela.
El cortejo fúnebre partió desde un salón comunitario donde estaban siendo velados, hacia la casa de la familia Herrera. Posteriormente, los familiares y amigos de la víctima trasladaron sus restos hasta la vivienda donde solía reunirse con sus amigos y finalmente fue asesinado en la jornada del jueves.
El "blanco" podría haber sido un amigo de Herrera
Luciano Herrera estaba reunido con dos amigos en la esquina de Pueyrredón y Buenos Aires, cuando los homicidas los sorprendieron a bordo de una motocicleta.
Los jóvenes, al ver que estaban armados con una “tumbera”, empezaron a correr y los sujetos arremetieron contra Herrera, a quien ejecutaron. Pero, según indicaron testigos, el ataque era para un amigo del menor.
Los agresores habrían tenido problemas con ese otro sujeto, respecto a quien querían cobrar venganza.