La apicultura es una de las actividades productivas más importantes en la Argentina y se ha desarrollado considerablemente durante los últimos 20 años. Convirtiendo a este país en uno de los principales productores y exportadores de miel, el más importante en el hemisferio Sur, con un rodeo conformado por aproximadamente tres millones de colmenas explotadas por alrededor de 20.000 apicultores. Actualmente, el sector apícola aporta al país un ingreso superior a los 200 millones de dólares anuales por la exportación de miel. De estos datos, Santiago cuenta con alrededor de 500 productores apícolas registrados y sumando a los no formales, superan los 1.000 productores.
En diálogo exclusivo, Ariel Ledesma, especialista en apicultura del INTA Santiago indicó que, “los principales polinizadores son las abejas y nosotros dependemos de ellas. Tenemos tecnología para manejarlas, trasladarlas y la apicultura es la única actividad productiva que no es extractiva del bosque ni de ningún tipo de ambiente. Y genera muchos más productos como materia prima que otros sistemas productivos”.
Situación productiva
“Para realizar la actividad apícola hay una legislación vigente. A nivel nacional, la cual indica en sus considerandos principales que las colmenas deben estar alejadas de los centros urbanos en una cierta cantidad de kilómetros, a una distancia considerable de las turas provinciales, de caminos principales, de caseríos, de corrales de animales; Se habla de kilómetro y medio, hasta tres kilómetros”, explicó.
Asimismo, Ledesma describió que, “para que haya producción apícola activa, tienen que estar todos los elementos para que se produzca la actividad forrajera de este insecto. Un monte nativo, pastura implantada, un sistema silvopastoril, cualquier sistema que produzca los elementos forrajeros a la abeja. La abeja es como una vaca chiquita, una forrajera en pequeño”.
Algunas cifras
“Actualmente, en la provincia, hay alrededor de 500 productores y un poco más de esa cifra en actividad no formal. Por lo cual son más de mil en total los que trabajan en ello”, indicó Ledesma. Asimismo, agregó que cada productor tiene alrededor de 35 colmenas, promedio, algunos un poco más. La media general producen alrededor de 15 kilogramos de miel por colmena en cada temporada. Esto significaría un total de 4.000 toneladas (4.000.000 de kilogramos) de miel.
Y existen dos temporadas, que se definen cada año: en marzo una y en mediados de noviembre, la otra. Con un receso de fines de marzo a julio.
“Actualmente se le ha dado mucho más lugar a esta actividad que estaba relegada, de veinte años hacia atrás aproximadamente. Ahora es un factor central en la cadena productiva de la provincia. También, hay mucha más tecnología que antes que ayuda muchísimo a mejorar la producción y los factores de la misma”, agregó.