Según la octava encuesta a hogares con niños y adolescentes de Unicef, un millón y medio de chicos saltea alguna comida durante el día y un millón de ellos se va a la cama sin cenar.
El equipo de Nuevo Diario, atento a estos datos, se comunicó con Josefina Lobo Ortiz, nutricionista, quien indicó: “Un déficit nutricional y calórico deteriora en gran manera los aspectos cognitivos, sumado a que se les adjudica la responsabilidad de tener que salir en búsqueda de los recursos para sobrevivir”.
El informe también explica que de las personas adultas que viven en esos hogares, existen 4,5 millones que no cumplen con todas las comidas como consecuencia de las dificultades económicas que afrontan.
“Si buscamos una solución desde un contexto amplio, considerando los factores económicos y sociales que están influyendo en la llegada de ese alimento, es necesario continuar con la presión desde la vocación profesional con educar a las familias, como así también poder trabajar con una mirada diferente y actualizada en relación a la provisión de alimentos”, sugirió.
El organismo también precisó que unos “10 millones de chicos en Argentina comen menos carne y lácteos en comparación al año pasado por falta de dinero”.
Lobo Ortiz consideró que el niño “debería estar siendo construido por su alrededor, siendo facilitado por los demás con los nutrientes, el aprendizaje y la educación”.
Y agregó: “El aporte de nutrientes contribuye a ese crecimiento y desarrollo. Existen etapas en el ser humano donde hay que cubrir con mayor cantidad de determinados nutrientes; hay momentos claves donde el organismo se encuentra más susceptible a la adquisición y aprovechamiento de los mismos”.
La nutricionista llamó a “no deberíamos naturalizar las carencias de alimentos o el saltear una comida”, debido a que “estamos desaprovechando y perjudicando a las generaciones venideras”.
“Se exige rendimiento escolar, se exige al niño socializar con el otro, se exige buena conducta, y pasamos por alto que ese niño está en un estado de supervivencia constante, donde las exigencias nutricionales no son miradas ni cubiertas”, concluyó.