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La Provincia Por Paolo Di Carlo Guiducci

Silencios que aturden

Ayer se cerró el féretro de Francisco en el silente clima de una plaza doblegada por el dolor, en la que no faltaron algunas miserabilidades.

La Plaza de San Pedro está en silencio. Más de 250 mil fieles, según los primeros cálculos oficiales, han venido de todos lados del mundo para dar su último adiós al Papa argentino de los pobres de la humanidad. A las 20, según marca el rito de la Santa Iglesia Romana, el camarlengo presidió a puertas cerradas el cierre del féretro de Francisco. Desde el atrio de la Basílica de San Pedro se oficiará a las 4.30 de aquí (23.30 de Argentina) la misa exequial por el papa Francisco, presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio.

Luego, el féretro será trasladado a la Basílica de Santa María la Mayor, último descanso de los restos mortales de quien en vida fuera Jorge Bergoglio, el jesuita que entregó su vida a Cristo y a los más desvalidos. El silencio es atronador. En una despedida que se puede comparar con la de san Juan Pablo II, han pasado miles de almas para despedir a su pastor, con una diferencia respecto de aquellos días: los marginados, los de las orillas de la humanidad, esta vez fueron parte de este momento histórico para la Iglesia Católica. Hablamos de los homosexuales, los transexuales, los presos, los marginados por la sociedad. Por cuarta vez, ayer, la monjita que burló los protocolos de la guardia suiza volvió a rendir homenaje a Francisco en su lecho de muerte. Geneviève Jeanningros, la pequeña hermana de Jesús, envió un beso con la mano a quien consideró "un padre, un hermano y un amigo que todos lo echarán de menos". A su lado, tal como muestra la fotografía, estuvo Laura Esquibel, la paraguaya transexual que comió con Francisco y fue la primera en darle la mano. Siete veces la recibió el Papa.

Sobreabundan los actos de amor. Naufragan también las vanidades. Los centennials que se sacan selfies frente al féretro cuando jamás lo harían en el funeral de sus propios padres; algunos medios que se arrogan la indecente y mentirosa virtud de ser los únicos y exclusivos en esta plaza políglota donde, sobre todo, lo que desborda las barreras son los medios de comunicación de todo el mundo. Los curiosos. Fue motivo de una larga charla con un colega, enviado especial de La Gaceta, de la vecina provincia de Tucumán. Todo por una venta más. El fin justifica los medios.

Mientras los cardenales debaten bajo la larga sombra de Francisco y se aprestan los detalles para el desarrollo del cónclave que ha de elegir al próximo Papa, el New York Times ha develado que tal vez sea este, nuestro Papa argentino, el que haya concitado la atención mundial más que ningún otro obispo de Roma en la historia de la Iglesia. El periódico norteamericano ha documentado la cantidad de material fílmico que se ha editado en torno a sus acciones y su apostolado. Llegó Milei. Solo valió una mención en el impreso de La Repubblica. Zelenski parece que no va a participar en el funeral. No anunció el envío de ningún mandatario. Putin, al menos, envía a su ministro de Cultura. Hoy será otro día; esto lo escribí ayer. Y aún no sé cómo ni de qué forma pude.

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