Con la presencia del comandante principal Jorge Omar Pereira (jefe de Agrupación XVII Santiago del Estero), comandante Evaristo Mamani (jefe del Destacamento Móvil V Santiago del Estero) y autoridades de esta fuerza, el acto se realizó sobre calle Roca, frente al edificio de la fuerza de seguridad nacional.
El peor final. Gustavo Elorrieta estaba desaparecido desde el 10 de julio, y tras casi 20 días de búsqueda, hallaron su cuerpo sin vida. Hay un sospechoso detenido.
La droga procedía del vecino país de Bolivia y viajaba en un camión que transportaba banana. Su destino era el partido de Tres de Febrero, en Buenos Aires. Los conductores del rodado fueron detenidos.
Los dos sujetos intentaron ocultar la carga de la mejor forma posible, pero no les resultó. Ambos quedaron muy complicados.
Los pasajeros tenían como destino la ciudad Capital, de nuestra provincia. Se realizaron las infracciones correspondientes
Según trascendió, los pasajeros venían quejándose desde que empezó el viaje por el fuerte olor que emanaba. Afortunadamente, los pararon en un control.
Los gendarmes constataron la presencia del estupefaciente al realizar un control físico y documentológico sobre seis pasajeras que denotaban cierto estado de nerviosismo.
El cadáver fue hallado por su esposa y los detalles son perturbadores.
Gendarmería Nacional realizó los procedimientos y secuestró también dinero, celulares y armas.
Detectaron un compartimento oculto donde se veían hilos rojos. Al comenzar a tirar de uno de ellos, empezaron a salir los "paquetes". Hay dos detenidos.
Gendarmería Nacional se dirigió hasta el lugar y el conductor del vehículo se dio a la fuga, con dirección a la ciudad de Cafayate.
Los ahorristas realizaban inversiones de 300 dólares cada uno.
Viajaba desde Buenos Aires hacia Salta. El dinero estaba en vuelto en bolsas, dentro de una mochila. No pudo justificar la procedencia del dinero.
La justicia ordenó medidas judiciales a seguir en las próximas horas por los uniformados.
El joven intentó evadir a los efectivos, pero ellos notaron su actitud nerviosa y terminó confesando lo que llevaba. Los gendarmes quedaron estupefactos.
